10/52 Pluto

Idalia Sautto
4 min readDec 18, 2023

--

Pluto es una serie animada creada por Ozamu Tezuka, reconocido autor de Astro Boy. Esta versión de Pluto es la que hace Urasawara (gracias a Manuel por la aclaración, miau). Situada en un futuro donde los robots forman parte integral de la sociedad y han empezado a reclamar derechos equivalentes a los de los seres humanos, como la capacidad de adoptar niños. No obstante, esta evolución tecnológica también ha engendrado opositores: grupos ‘antirobots’ que abogan por su destrucción, reflejando así una sociedad dividida entre la aceptación y el rechazo de esta avanzada tecnología.

Esta serie me recuerda el momento en que perdí mi empleo hace un año. Como trabajadora a distancia, experimenté un trato que reflejaba la manera en que se percibe a los robots en Pluto, como si careciera de emociones o sentimientos. De hecho, eso es lo que más molesta de la sociedad que retrata Pluto, humanos tratando con desprecio a los robots. Me hizo pensar en cómo mi vecino W. maltrata a su Alexa, le grita, le “habla feo”. Ese sería un tema interesante de abordar, pero no en este momento.

El protagonista es Gesicht, un detective alemán y el robot más avanzado tecnológicamente hasta la fecha. Su perfección es tal que incluso simula actividades humanas como comer o ir al baño. Contratado por la Europol, se encarga de resolver los casos más enigmáticos. En el primer capítulo, durante una sesión rutinaria con su médico, revela algo inusual: ha comenzado a experimentar sueños recurrentes sobre su pasado en la guerra. Esta revelación suscita un gran interés en su médico, ya que ningún otro robot había reportado tener sueños. El médico menciona a Freud como el primero en abordar los sueños y las manifestaciones reprimidas que podrían aparecer en ellos.

Gesicht, cuyo nombre significa ‘cara’ en alemán, representa, de alguna manera, ‘la otra cara’ de la inteligencia artificial avanzada. La interrogante surge: ¿qué puede reprimir el robot más perfecto en la Tierra? Con una memoria envidiable, inaccesible para un ser humano y aparentemente imposible de ocultar, Gesicht se encuentra con un dilema cuando recuerda haber enviado ciertas memorias a su papelera de reciclaje.

Yo misma he sentido que envié a la papelera de reciclaje muchos de los momentos de frustación y enojo que sentí hace un año cuando fui despedida en vísperas de la Navidad. Curiosamente, hoy, a un año de ese lugar, me doy cuenta que paradójicamente fue lo mejor que pudo haberme ocurrido. Mientras veía Pluto, ayer, domingo por la noche, y ahora que me siento a escribir, reflexiono: ‘esta es mi vida y nadie puede arrebatarme este bienestar’.”

La serie tiene como premisa una serie de asesinatos de humanos y robots que tienen el mismo patrón. Se sospecha que el asesino es un robot. Pero los robots por ley tienen prohibido matar humanos.

Durante los capítulos nos enteramos más de la vida cotidiana de Gesicht, y por supuesto, de sus afectos, de su esposa y de cómo ve, juzga, la vida de otros robots tan complejos como él, como sucede con un luchador que adoptó cinco niños robot, y también nos dan cuenta de su amistad con Atom, el niño robot que encarna Astro Boy, que es fan de comer helado.

La serie tiene capítulos muy largos como de una hora cada uno. Y hasta ahora mi favorito es el del robot North No. 2, diseñado para una guerra y con seis brazos que tienen armas, pero que en su retiro ha decidido ser sirviente de un pianista. Los diálogos y la relación que tienen al principio (sobre todo del desprecio y odio del humano hacia el robot) deja ver mucho de la naturaleza que tiene el humano frente a la otredad, es como si el racismo se pudiera filtrar entre relaciones interespecie.

North No. 2 se da cuenta que el pianista tiene un bloqueo creativo y decide intentar ayudarlo a completar su obra. La revelación es cuando el robot le cambia el sentido de la relación que tiene el pianista con su madre. Sus sesiones son abrumadoras y es porque North No. 2 actúa como su psicoanalista. Una vez resuelto el abandono que sentía el pianista y reubicado su recuerdo hacia otra narrativa, puede terminar la pieza.

Pluto es, en resumen, un paneo de los vínculos humanos y de cómo las creaciones sean robots inteligentes también son semejanza de la misma naturaleza humana: «hasta el robot más perfecto puede cometer errores».

El dilema moral que está siempre sobre la mesa es si un robot puede sufrir, amar, vengar, perdonar, componer una pieza musical, ¿es tan humano como un humano?, ¿cómo se nutre la creatividad de un robot?, ¿siente odio un robot?

¿Será Gesicht, en su propia esencia, la contraparte de Pluto?

--

--

No responses yet