15/52 para qué es la historia

Idalia Sautto
4 min readApr 26, 2021

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1.

Frío en el alma: mañana cumplo años. Aniversario de mi nacimiento. Aniversario del día y la hora en que me secuestraron del vientre de mi madre. Si me hubieran preguntado: ¿quieres ir al frío, a lo desconocido, a lo [que] desampara y sobrecoge, a lo que da hambre y sed y deseos de abrazar a alguien que sea un poco más que una sombra, un poco más que un poco de nada?

Calor en la punta de los pies, mañana cumplo años. Aniversario de mi nacimiento. Nunca me he sentido secuestrada del vientre de mi madre, al contrario, creo que abrieron esa puerta falsa por la que entré al mundo. La cesárea tiene que ver con corromper la matrix. Entrar porque sí y qué.

Cuando entré a estudiar la carrera de Historia la primera pregunta que nos hicieron, en una materia del tronco común, llamada teoría de la historia fue: ¿para qué sirve la historia? Muchos de mis compañeros de banca habían decidido estudiar historia por diversos motivos, ninguna de sus razones era la respuesta a saber para qué sirve la Historia.

Yo entré a la carrera porque quería escribir, no escribir textos académicos y aburridos sobre historia de la revolución mexicana o sobre los latifundios en la Nueva España… quería escribir ficción y pensé que la carrera de historia me daría más elementos que la carrera de letras. Cuando me di cuenta que tenía que tomar Conquista de México me quedé un poco decepcionada, pensé ¿y por qué decidí esto? Luego me di cuenta que la Conquista de México vista desde el libro de Hugh Thomas era maravillosa y me hice una gran fanática de Hernán Cortés.

Pero regresemos a la pregunta Historia, ¿para qué?

De aquí se derivaron varios lugares comúnes, por ejemplo: “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Uno entra a la carrera de historia para averiguar qué pasó y por qué pasó. Esa podría ser una respuesta, pero no lo es, porque luego, al poco tiempo, vi que no había una sola historia, que existen muchas historias, de muchos tipos y muchos discursos que se ajustan a discursos políticos y que responden a las personas que están en el poder.

Me di cuenta que aquello que había estudiado en la primaria, en la secundaria y posteriormente en la preparatoria era solo una parte pequeñísima de la historia, de una llamada historia “oficial”, de una historia que estaba ahí para generar sentimientos nacionalistas.

La carrera de Historia me hizo entender que el pasado también se inventa. La historia que vivimos está llena de esos peces de los que habla DFW, pero el agua sería el sexenio que se habita. Ese mismo profesor que lanzaba cada día de su materia, ¿para qué sirve la historia? Terminó diciéndonos que la historia puede servir para muchas cosas pero también para nada. Puede servir para darle sentido a un evento, por ejemplo, cada día es un día histórico, hoy 17 de abril … murió Sor Juana Inés de la Cruz. Ahora basta con escribir la fecha en Google para que nos aviente una efeméride. Puede servir para una campaña política, quizá es la forma más perversa de ocupar la Historia. Puede servir para indagar en cómo han vivido las sociedades o para darle estructura a los periodos.

La carrera de Historia me hizo pensar más allá del presente. ¿Qué es el agua? me resonó cuando volví nuevamente a la pregunta ¿qué es la historia? ¿qué es este mar en el que he estado nadando y nunca me he detenido a interrogar?

2.

Escribí este borrador unos días antes de mi cumpleaños. Lo hice un sábado que tenía migraña pero tenía que dar clases y Esto es agua regresó en formato de pdf. A mis alumnos les dejé la tarea de escribir qué es pensar para ellos, y yo terminé escribiendo que pensar es tener historia. Tengo la consigna de terminar mi novela este año y pensar la historia es parte de la novela. Luego me doy cuenta que no solo es parte de la novela, hay algo mucho más obvio: también es parte de mi vida. No se puede pensar sin historia. Puedo decir que estudié Historia para situarme en varios contextos históricos, como si se pudiera cambiar de lugar, como si pudiera usar muchos lentes dependiendo el sitio en el que esté parada.

Pensar la Historia.

Perdí mi libro de ¿Qué es la historia? de Edward Carr, un librito de pasta blanda y color amarillo. La última vez que lo vi fue en un taller que di. Abril dice que le escriba a todos los alumnos preguntando por mi libro. Y eso haré. Acabo de agregar al Facebook a las personas que he tenido como alumnos. Y me voy a dar la tarea de preguntar a cada una si acaso les presté ese libro.

El sábado di mi clase de escritura para medios audiovisuales de forma presencial. Después de año y medio, me encontré frente a mi grupo en la última clase. Ana, una de mis alumnas, me dijo que para esa clase eran necesarias dos sesiones y no una. Les di a revisar e investigar varios libros que traía en una maleta negra. Vimos locuciones latinas y formas de citación. 21 títulos llevaba ahí. Ayer acomodé todos mis libros y me di cuenta que en el librero quedó un hueco. Alex me dijo que faltaban libros. No puede ser, conté todos los libros cuando los empaqué. Pues faltan, hay un hueco.

La historia es parte de eso, hay que llenar los huecos con discurso, sin vacío no hay narración. La historia proviene de la sorpresa, de encontrar que algo falta. Aquí hay un hueco que no debería estar. ¿Qué pasó ahí? ¿Qué libros perdiste?

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