15/52 Peggy Guggenheim
Su nombre apareció hace un par de meses en un pin que había guardado durante diez años después de que mi mamá Yuyes falleció. Estaba en una cajita que contiene anillos, un collar, y unas servilletas, el pin es pequeño y tiene grabado el nombre Peggy Guggenheim sobre un fondo que quizá sea una pintura de Kandinski.
No recuerdo haberle visto ese pin puesto nunca. Pero esta semana lo usé.
Y hace un par de días me quedé pensando en el personaje de Peggy, en su vida redonda, de principio a fin, 1898–1979. En sus lentes raros y su perfil. Ni fea ni guapa, simplemente una mujer segura del mundo y dueña de él.
Después pensé, qué ganas de ser Peggy Guggenheim y sólo vivir para comprar arte, viajar y qué más, ¿qué más?
¿Quién es Peggy Guggenheim?
En internet se puede leer que:
- fue amante de Max Ernst
- y de Samuel Beckett
- su padre murió en un viaje. Específicamente en el Titanic
- su tío hizo la fundación Guggenheim
- ella fue mecenas de muchos artistas
- siempre tuvo dinero y le gustaba la moda, el arte y viajar.
Estuve al menos una hora sólo imaginando esa vida. Pensando en el siglo XX en única relación a Peggy. Contar el siglo XX desde los ojos de esta millonaria newyorkina. En todos los aspectos. El crack del 29 en Nueva York; Diego Rivera pintando el Rockefeller en el 33. Peggy comprando un par de joyas en la 5 Av, mientras Carson MacCullers se entera del alquiler que tiene que pagar en Brooklyn. La escena del arte estrellando sus copas llenas de vino blanco frente a Peggy, y ella, ella siendo indiferente a cada uno de ellos, tirando el periódico en donde se anuncia el fin de la Segunda Guerra Mundial y preguntándose si mañana hará un mejor clima para usar un abrigo de verano.
Peggy manda cambiar de lugar un retrato de Picasso, es mejor tenerlo en la bodega y que la luz entre directo en el comedor.
Peggy hace una maleta ligera para un viaje de dos meses por Europa.
Peggy dice que Basquiat huele a sudor.
Peggy escribe una carta al New York Times para dar el estatus de la colección y del rumbo que tendrá la fundación Guggenheim.
Peggy posa para la revista Life.
Peggy piensa que Leonora Carrigton es más joven, más talentosa y más guapa que ella.
Peggy inaugurando una galería en la calle de Spring.
Peggy deja atrás los malos pensamientos.
Peggy llega al fin de su vida.
Pienso ahora en el abrigo verde de mi mamá Yuyes, en su blusa negra de cuello de tortuga para ocultar sus arrugas. Y ahora ese pin de Peggy. En donde se encierra el siglo XX con todas sus versiones, con toda su literatura y todos sus cuadros y sus guerras y sus batallas perdidas y sus fronteras cerradas. Recuerdo a mi abuela en una diapositiva, que no entiendo bien cómo llegó a mí, con 22 años posando frente a la recién inaugurada Biblioteca Central, su porte, su cabello acomodado y sus manos, una sobre la otra.
La pienso lejanísima al perfil de Peggy, pero encarnada en ese pequeño pedacito de metal, metido en su ropa y ahora en esto que solo puedo inventar para poder tenerla conmigo.