17/52 n) que de lejos parecen ensayos

Idalia Sautto
4 min readMay 3, 2021

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En un capítulo de los catalogados prescindibles de Rayuela, Cortázar escribe ¿qué se busca? y yo respondo en el intento de encontrar lo que se buscaba y que hoy se puede nombrar sin tanto rollo:

¿Qué se busca? ¿Qué se busca? Repetirlo quince mil veces, como martillazos en la pared. ¿Qué se busca? ¿Qué es esa conciliación sin la cual la vida no pasa de una ¿En qué momento comencé a querer a un autor solo a través de sus palabras? oscura tomada de pelo? No la conciliación del santo porque si en la noción de y ¿por qué el desamor? ¿por qué otra vez analizar sus palabras como si fuera un bajar al perro, de recomenzar desde el perro o desde el pez o desde la mugre y la investigador privado? Repetir una plana de preguntas y respuestas. Copy y fealdad y la miseria y cualquier otro disvalor, hay siempre como una nostalgia de paste, copy y paste, copy y paste, tantas veces que la computadora piense que santidad, parecería que se añora una santidad no religiosa (y ahí empieza la in se trata de un error, copy y paste. Estoy encontrando algo con mucha tristeza. insensatez), un estado sin diferencia, sin santo (porque el santo es siempre de -No-hay-conciliación con Cortázar o con el Cortázar de Rayuela. No me gusta alguna manera el santo y los que no son santos y eso escandaliza a un pobre tipo que la musa sea la descripción de alguien torpe o un poco tonta, un personaje como el que admira la pantorrilla de la muchacha absorta en arreglarse la media que se puede maltratar porque ha decidido leer a Benito Pérez Galdós. torcida), es decir que si hay conciliación tiene que se otra cosa que un estado de santidad, estado excluyente desde el vamos. El estado de la literatura en 1964 versus el ahora, 2021. Ya sin santos y sin la imagen de una chica arreglando la media torcida de su pantorrilla. Buscando el azar y descubriendo un estado excluyente, midiendo la categoría de perseguidor con la de acosador, capítulo por capítulo, tomando las frases como esta medicina que viene de sus propias palabras.

Supongamos que hoy es mi último día de trabajo. Renuncio porque me gané la lotería. De la noche a la mañana decido vivir un tiempo siendo una nómada. Viajando por el país y quedándome en diferentes hoteles. Al cabo de seis meses, me aburro y deprimo. Busco nuevamente emplearme. Supongamos que no hay lotería ni tampoco pandemia, simplemente, decido renunciar para llevarme al límite, para ver cómo opera mi instinto de sobrevivencia y tener que inventar talleres y cursos para poder sobrevivir de algo que sepa hacer. Correr en otra dirección. Dejar todo y entrar en la nada de mi existencia. Puede ser que sea cierto y que haya mentido durante esta vida laboral: no me gusta trabajar. Quisiera solo dedicarme a leer libros.

Voy a intentar hablar sobre el empleo como si no fuera la emanación del capitalismo acelerado en el que vivimos. Teniendo en cuenta que la vida laboral como la conocemos tiene poco tiempo. Que la jornada establecida de ocho horas es un logro de algún sindicato del siglo XIX en Francia. Voy a preguntarme en serio, ¿de dónde viene el trabajo y por qué hay que trabajar? El trabajo nos hace movernos. Necesito trabajar porque necesito pagar una renta, pagar el súper y el alimento de mis gatos. Necesito trabajar para pagar las siguientes ediciones de libros que quiero publicar. Necesito trabajar para hacer las cosas que me gustan. Necesito trabajar para obligarme a estar despierta temprano y además de trabajar en lo que sea que esté haciendo, distraerme un rato y pensar. Trabajo también para distraerme.

El “trabajo” algunos también se refieren a él como una fuente de nuestro sufrimiento. Antes de las ocho horas a la semana, las vacaciones, las fechas que no se laboran, el día del trabajo, el día de la cruz, etcétera, existía el esclavismo. Había personas que se dedicaban a pensar como Platón y entonces su trabajo era pensar y escribir, lo demás se resolvía con esclavos. También Rimbaud dejó la escritura para ir a traficar esclavos a África. No estoy diciendo que viva la esclavitud, solo estoy intentando ver a dónde topa esto del trabajo, del empleo, de la superación y la escalinata del poder. El proyecto del trabajo o del empleo como lo vivimos ahora. De alguna manera puedo escribir esto porque estoy metiendo estos papelitos entre las horas de descanso y las horas de trabajo.

En mi último trabajo regresé a Rayuela. Siendo lo más honesta conmigo misma pensé, ¿cuándo fui seguidora de las casualidades? Y la respuesta estaba en una caja llena de libros de Julio Cortázar.

Cuando lo hemos hecho todo para que nos amen… y no lo hemos conseguido nos queda un último recurso: no hacer nada más. Clarice Lispector.

Este texto nació de un taller en línea con Joan e Ina. De la risa que puede convertir a todos los involucrados en una misma familia. El taller tenía el objetivo de convertir cualquier situación en una inquietud sobre la práctica de la escritura. Como si se tratara de la enciclopedia china de Borges había que dividir todas las posibilidades del texto: a) escritos en un drive compartido, b) textos a medias, c) textos que son un diagrama, d) listas de posibilidades, e)blogs, f) diarios, g) que todo el tiempo se borran y reescriben, h) incluidos en esta clasificación, i) que se publican en fanzines, j) que se copian de unos a otros, k) que tienen forma de emoji, l) textos escritos en una libreta, m) parecidos a un prefacio, n) que de lejos parecen ensayos.

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