19/52 -1984
Nací en 1984. Crecí viendo Garfield y sus amigos. Por las noches mis padres veían La dimensión desconocida, y solían decirme Margarito, para burlarse de que todo lo que no tenía permitido hacer, como quedarme despierta hasta tarde o comer pan dulce por la noche. Conocí la música de Gloria Trevi y Alejandra Guzman antes que a Kurt Cobain y David Bowie. ¿Cuántos minutos paso pensando si todo esto tiene sentido?
Llegué a los 17 años sin saber que existía la distinción entre historia e historiografía. Para mí la idea de historia siempre se refería a lo prehispánico, los aztecas o la historia europea, los fenicios.
No existía algo así como la historia de Europa en el siglo XVI.
En las sobremesas mis padres tomaban café soluble marca nescafé y una copita de kahlúa. Me dejaban probar el licor remojando mi dedo índice en el caballito.
Después adquirí el apodo de kahúlita. ¿Soy una flor femenina o masculina?
Tuve mi primera bicicleta a los 11 años, me la regaló mi abuelo, era una bici naranja con una cesta blanca. Después, cuando cumplí 16 los colores chillones de mi bici me avergonzaban, no sé bien por qué, supongo que asociaba esos colores con mi infancia, y pedí que la pintaran toda de azul marino. Luego no sé qué destino tuvo, pero ya no la usaba. No me permitían usar la bici como medio de transporte. Era sólo para jugar dentro del retorno de mis abuelos.
Tuve mi primer carro a los 25. Era un Clío, me gustaba pensar que es el carro de los historiadores por excelencia. Mi mamá lo compró, y luego mi hermana lo compró a mi mamá. De vez en cuando veo el Clío en casa de mi hermana. Me trae buenos recuerdos.
Es tonto, pero me gusta que siga existiendo en la familia.
La primera macbook me la regaló Alberto en un cumpleaños, hace exactamente 10 años. Era blanca y el tiempo la bautizaría como inrainbows. Por aquel año salió este álbum por internet, pero yo lo compré en línea y le pegué las stickers a mi compu. Y otras que se fueron acumulando con el tiempo. La segunda macbook también me la regaló Alberto. Sólo tiene una sticker.
A veces siento que no tengo nada más que decir. ¿Se terminan las palabras o el presente es imposible de abarcar? Pareciera que la vida cotidiana es una monotonía de actos que se siguen unos a otros, pero en este momento descubro que todo es nuevo y diferente. Para llegar aquí tengo que volver a observar cada paso del pasado.
¿Quién soy ahora? A veces siento que si vuelvo a escribir todo de nuevo, encontraré otra Idalia diferente a esta.
Abril me dijo la otra vez que sólo escribimos de un tema, que a veces en pintura de tanto pintar sobre un mismo óleo resultan 10 pinturas diferentes una encima de la otra, hay que saber cambiar el lienzo, decidir el final. Lo mismo con la escritura. Sólo hay que volver a comenzar, sin necesariamente borrar lo otro.
Nací en 1984.
Me gustan las personas que huelen a perfumes con base de madera.