2/52 sobremesa
Hace más de diez años, Abril y yo, solíamos desayunar en Moheli un día a la semana. Tenía una cita cada semana a escasas cuadras de este restaurante y yo vivía en Caballo Calco, en la misma colonia. No recuerdo en qué momento me robé un cenicero de este restaurante que aún conservo. Es como un objeto que cada tanto me recuerda que esa vida de verdad existió… eso y las sobremesas que dibujaba Abril en esos años.
Por aquellos años traía casi siempre una libreta en la que hacía dibujos. Abril hacía sobremesas. Recuerdo verla dibujar una sobremesa en ese lugar. Un día de su cumpleaños hice un retrato de ese momento y se lo regalé. Fue en una libreta de hojas muy gruesas que había comprado en Nueva York. Abril me contó que cuando viajó a Nueva York le tocó viajar en el avión junto al hijo de José Clemente Orozco, del mismo nombre, Clemente, un viejo insoportable.
¿Por qué me acuerdo de todo esto? No sé bien, pero creo que esa anécdota me la contó ahí, en el Moheli, mientras desayunábamos chilaquiles o molletes. Parece tan lejano ese espacio y tiempo…
Hace menos de tres semanas en un arranque de furia y diversión, vino Abril al estudio y armó un fanzine con las imágenes de la sobremesa, ese libro leporelo que imprimió unos años atrás. Ahora vio la luz en forma de zine y es muy hermoso.
La nueva Sobremesa es tamaño oficio y se dobla unas 5 veces hacia sí misma. El dibujo en el interior es una acuarela que hizo Abril en un taller de acuarela que tomó y lo imprimimos a 3 tintas… el resultado fue muy hermoso porque Berenice logró capturar la textura que tiene la acuarela. Me sorprendió lo bella que quedó la impresión. La tengo sobre mi escritorio y aún sigo observando detalles que no había captado los primeros días.
En Index, la Sobremesa fue un favorito del stand.
Una chica llegó y dijo:
—ah este ya lo había visto
—es imposible porque lo imprimí ayer
—bueno los dibujos
—sí la edición pasada pero éste no lo has visto, ábrelo.
Lo abrió y su mirada no tuvo la sensibilidad de captar lo hermosa que se ve la acuarela en el centro, el tono azul agua que tiene el tenedor, el escurrimiento rojo-vino del fondo, las punzadas moradas de la tetera, el verde limón de las hojas de la planta. Sus ojos vieron un papel y no pudo darse cuenta que ahí acontecía algo más que una sobremesa.
Antes me sentía frustrada frente a la falta de asombro de las personas, hoy, creo que ya no tanto. Entiendo que no es fácil entender lo que implica una impresión. Es muy lindo cuando se puede compartir esa pequeña felicidad.
Gracias a la Rat porque siempre está abierta a jugar.