21/52 Joela López
Hace un par de semanas edité un número del fanzine Los Chulos. Alex se enoja siempre que digo que soy la editora, porque él también lo edita y aporta ideas, y es cierto y no sé por qué no podría simplemente decir que lo editamos juntos, a veces sí lo hago, pero otras veces sólo digo este fanzine es mío. Pero luego pienso, ¿en qué radica ser un editor? En fin, compartimos la edición, él siempre genera la pieza en el indesign mientras que yo armo viñetas y reúno textos. Que quede eso ya por escrito para futuras demandas.
Ese no era el punto de lo que quería escribir.
En este fanzine colabora un compañero de la sogem, con el que viví una historia peculiar. Con el tiempo se alejó, y creo que fue sano dejarnos de hablar, y el tiempo pasó y vinieron las redes sociales y volvimos a entrar un poco en contacto pero nunca realmente a ser amigos como éramos en ese entonces. Esta historia sucedió en el 2003–2004. Aún en el 2005 y 2006 éramos cercanos, pero todo se acabó sin duda en el 2007. Ambos habíamos terminado de estudiar en la sogem y luego entramos a estudiar la carrera. Ahora mi amigo es profesor de filosofía medieval.
Volviendo al inicio. Hace un par de semanas que estaba activando la edición número 10 de este fanzine, le escribí como siempre hago para esta bonita publicación. Me gusta mucho su seudónimo porque en realidad generó un personaje, como muchos de los autores que escriben aquí, pero este es la mezcla de una crítica de cine que no tiene ninguna reserva para llevar al matadero las películas o series que detesta, me imagino a Joela encarnando la frivolidad de Paty Chapoy y la desagradable fama de Avelina Lesper, el seudónimo es Joela López. A veces me envía colaboración, otras es muy claro y desde el principio me dice que no lo hará, que no habrá tiempo para hacerlo.
Esta útima vez platicamos más de lo común. En parte porque el encierro hace que las vidas sean diferentes hacia el capitalismo cotidiano, aburridas y similares en lo particular, pienso que en el interior todos estamos haciendo más o menos lo mismo y pasándola más o menos bien como la canción de Él mató.
Me contó que estaba en medio de un duelo. Su madre murió en diciembre. Platicamos un rato sobre las pérdidas y el psicoanálisis. Luego me dijo que había encontrado una carta que le había escrito, por ahí del 2004. “Quería tirarla pero hiciste unos dibujos en la hoja y no pude hacerlo… También encontré unas fotos que te tomé”.
Por la mañana, vi un correo de él que contenía dos fotos de aquellos años. Mientras tomaba café me quedé un rato pensando en Joela López, pero más específicamente, en la persona que hay detrás. Recordé su texto de Bojack para esta edición de Los chulos, en la frase que dice:
[…]tomé una siesta y desperté llorando. Nunca me había sucedido. En el sueño lloraba desconsoladamente y fue tal la tristeza que pasó a la vigilia. Pensé, luego de tranquilizarme, en ir por cervezas, mezcal y alguna sustancia.
Después, platicando con él, me dijo, es verdad eso que narro. Es cierto que nunca había despertado anegado en llanto y que tardé mucho en poderme tranquilizarme y volver en mí.
Hace mucho que no veo a este amigo en la realidad. Nuestro diálogo ha sido siempre a través de chats mucho antes de que el COVID-19 nos obligara a todos a hacerlo de esta manera. No imagino su llanto. A esta historia le pongo un rostro que no es el actual pero tampoco es la del 2004. Es una imagen del remix de cosas que he visto en su instagram. Una persona que la mayoría de las veces trae la cara cubierta. Leo en sus publicaciones que él mismo se define como un señor y utiliza la abreviatura cñor, y que ha decidido raparse la cabeza en lugar de portar una calvicie indigna.
Luego pienso en esa carta escrita hace casi 20 años con unos garabatos o dibujos que le hicieron volver a guardarla en donde quiera que haya estado refugiada. Todo lo que recuerdo de esa escritura siempre contiene mucha vergüenza. Recuerdo que teníamos seudónimos, que nos gustaba jugar a escribir encarnando personajes y generar una historia solo a través de cartas. También me acordé lo fácil que era escribir esas cartas en donde nos hacíamos los adultos y jugábamos a hacer literatura. El lema era, haz de tu vida algo literario.
Nos tomabamos muy en serio el tema de la ficción en ese momento. En ese entonces, en el 2004, nunca hubiera concebido la idea de estar editando un fanzine, y mucho menos libros, pero nadie compartía fanzines en la sogem, así que jamás hubiera imaginado esta publicación en donde la regla número uno es que todos tenemos un seudónimo y todos nos reímos de nuestra realidad, a veces con enorme tristeza, otras veces más cinicamente.
El caso es que Joela López ahora se encuentra con El editor compartiendo un espacio en una publicación que leen unos cuantos. Quizá ahora, con esto de la pandemia, sea el número que ha llegado a más personas, teniendo un récord de 11,456 descargas.
Quería escribir sobre él, sobre ella, sobre nuestros pasados y sobre las coincidencias de poder establecer un diálogo con los personajes de este presente.