24/52 Barbie

Idalia Sautto
4 min readDec 29, 2023

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Georgina tenía todas las barbies despelucadas y los kens con las piernas rotas. Recuerdo que una vez mi mamá me dijo que cuidara bien mis barbies y que no se las prestara a Georgina, el chango marango. Pero Georgina era más alfa que yo, en esa relación yo marchaba al tono que ella dijera. La barbies nos aburrían pronto, éramos más niñas arquitectas y jugábamos mucho a construir espacios en donde vivieran los playmobils.

Barbie, la película de este año, que dirigió Frances Ha, comienza con un narrador en voz en off, nos cuenta cómo históricamente desde que hay niñas hay muñecas, y niñas que juegan a ser madres con «baby dolls». Pero la niñas se cansaron de ser madres, de «jugar a ser madres», y vemos una escena en donde destruyen esas muñecas bebés. Creo que nunca tuve una muñeca bebé, de esas que además puedes colocar en una carriola, no tomé el propedéutico de ser mamá de niña hasta que nació Isolda.

La película nos muestra este mundo de fantasía en donde vive la muñeca de Mattel, una Barbie estereotípica, la Barbie más básica del mercado, la que no trae consigo ningún aditamento o profesión.

Vemos un día normal en su vida que culmina con una frase en medio del baile que deja a todos atónitos: ¿alguna vez han pensado en morirse?

Al día siguiente algo en su vida perfecta cambia: el agua está fría, la leche caduca, el pan quemado y al saltar a su convertible se cae.

Sus pies que solían estar siempre en punta, caen a la tierra, sopesan la realidad con toda la planta y Barbie se espanta mucho.

En el mundo de Barbie, todas las demás Barbies están ahí para escucharse y apoyarse así que alguna del crew le recomienda ir a ver a la Barbie «rarita».

Barbie Rara es una Barbie que en el mundo real han tratado tan mal que está siempre en split, camina chueca, y en su casa viven modelos descontinuados de Mattel. El perro, otros Kens, la skipper, etcétera.

Barbie Rara es una medium entre el mundo de las Barbies y el mundo real. Tiene mapeado Estados Unidos y sabe cómo saltar a ese universo y ayuda a Barbie ofreciéndole la zapatilla con tacón o la chancla para pie plano. Barbie elige la zapatilla a lo que Barbie Rara le dice que esa no era opción, era solo para fines dramáticos pero solo tiene la posibilidad de ir al mundo real y buscar a la niña que está jugando con ella y que le está generando celulitis.

Ayer Georgina me escribió y estuvimos hablando sobre su maternidad. Tiene dos niños y me contó cómo siente que el pasado se revive en la crianza. Las problemáticas con su madre siguen por ahí. Hay que solucionar todo eso para que no se repita con la generación abajo, ¿acaso seré como mi madre?

Barbie también se encuentra con su madre. Y la niña que juega con ella ya no es una niña es también madre de una adolescente. La maternidad se manifiesta en diferentes momentos pero también la idea de qué es una mujer y cómo debe ser. La mujer real como la que espera el camión mientras lee un periódico, y Barbie le dice: eres muy bella, y le responde: sí, lo soy.

También el mundo real quiere cambiar nuestras miradas sobre lo que es «ser una mujer», cómo se ve, qué hace. Y la burla completa al patriarcado, en donde los hombres simulan darle un lugar a la mujer.

«Triste el hogar en donde canta la gallina» dice mi abuela cuando se refiere a su propio matriarcado, en burla, sí y no. En mi familia nunca ha existido el patriarca. Mi abuelo Checo se iba los domingos a ver a su otra familia. Tardé varios años en darme cuenta que en realidad «nosotras» éramos «la otra familia».

Pensé en Checo, en mi papá, en Alex, en Querubín, mientras veía a los kens apropiarse de la tierra de Barbie. Nada en concreto. Solo esa verdad con la crecimos, que los hombres la tienen más fácil casi siempre, en casi todos los lugares.

Barbie, la película, encarna muy bien la destrucción del mito de la maternidad. ¿Alguna vez han pensado en morirse? Es la frase que avienta Barbie, desde el centro de su cuerpo, la angustia habla y la descoloca.

Mattel está conformado por puros hombres. Y son un chiste en conjunto, no son tan diferentes a la banda de Kens con sus guitarras y fogatas, intentando ser el único centro de atención de Barbie.

Es chistoso porque es un poco cierto.

La doctora tiene miedo de ser como mi abuela. Las madres envejecen y parecen sacar lo peor si no sanan antes. La doctora me dijo: esa generación está toda igual, despegándose de los baby boomers, los nacidos entre el 46 y el 52. Mi abuela igual, a veces solo quiere ser maltratadora, caprichosa, mala onda, solo porque sí.

No conservo ninguna Barbie de mi infancia. En mayo cuando fui a Ciudad Juárez, encontré una Barbie al pie de la alberca del hotel. Estaba desnuda y despeinada. La vi un día, después cuando ya me iba al pasar seguía ahí, tirada, abandonada. La tomé y la traje a casa. Se la regalé a Alex. Hay que comprarle ropa, me dijo.

Barbie sigue sentada en el estudio, esperando un nuevo atuendo, viendo la vida suceder.

Barbie, la película, la verdad, sí me gustó pero me hubiera gustado ver este tipo de trama cuando tenía 15 años. Quizá hubiera tenido más herramientas para mandar al demonio a tantos hombres tan idiotas que me fui topando.

Fin.

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