24/52 GOMA. herramientas para equivocarnos
A principios de diciembre todo mundo quiere terminar el año con:
—una nueva publicación, la que no hicieron en todo el año.
—un calendario, el que siempre han soñado.
—tarjetas de Navidad, las que cada vez son más difíciles de conseguir.
La verdad es que sí, sí es muy vintage una tarjeta de Navidad o una tarjeta de felicitación de cualquier tipo. Me acuerdo que cuando estaba en la preparatoria se pusieron de moda las tarjetas electrónicas, algunas muy sofisticadas contenían una animación y música integrada, tenían una fecha de caducidad también, duraban como 15 días. Eso fue como en el 2000, anterior a los iphones y las postales que uno puede enviar por whatsapp.
Un amigo de la preparatoria, Zavaleta, el primer amigo en morir de hecho, me enviaba muchas tarjetas electrónicas. Quería conmigo pero yo me hacía guey. Mi mejor amiga del momento, Pilar, le puso el topo, que por feo y se ocultaba en las sombras… era mala mala con todos. Ahora me acordé de él, recordé que le gustaba Bon Jovi y que andaba en moto. Se murió en una carretera andando en motocicleta, no tenía ni 20 años.
Mara y Andrea son gemelas, me costaba mucho trabajo reconocerlas a la distancia, a través de la redes, nunca supe quién me escribía hasta que las recibí en Cedro a principios de diciembre y pude saber quién era quién, cuál era madre y cuál no, cuál era diseñadora industrial y cuál gráfica.
Abrieron una tienda súper bonita llamada GOMA, herramientas para equivocarnos. Y mandaron imprimir con Bere varias tarjetas de Navidad, muy hermosas cada una de ellas, de diferentes artistas mexicanas, me dio mucho gusto ver a Abril Castillo, la rata, entre las artistas invitadas. Ella misma le dio mi contacto para que imprimieran sus tarjetitas.
Ese día de la impresión en Cedro tuvimos un episodio navideño. Se conjuntaron las visitas: Norteño, Poni, Mara, Jin Hee, Nico González, Manuel y yo. En cierto punto todo era efervecencia. El nuevo acomodo del estudio nos permitió a todos estar trabajando al mismo tiempo y cotorreando también. Jugartrabajar le llama Manuel; ser agentes de la CIA pero también bailar Banana Boat Song de Harry Belafonte. Fuimos a comer sandwichitos, brindamos con Almas quietas y de vuelta fuimos al corte con el señor Pablo.
Me la pasé súper bien. Terminamos el día compaginando el Óraculo de gatitos, la segunda impresión. Mara se llevó sus tarjetas navideñas y nosotros terminamos de armar los óraculos que regalaría la mamá de Manuel.
El día de Navidad mi mamá dijo, no recuerdo ni por qué, “ya no existen tarjetas navideñas, ya todo es digital”, a lo que espeté “estás muy equivocada, yo recién acabo de imprimir tarjetas navideñas”.