27/52 aftersun
Mi pasado es más o menos esa división: hombres entres Kens y Oppenheimers; hombres idiotas y «genios» cretinos.
Hasta hace muy pocas semanas no recordaba un cuadro que me acompañó al menos siete años. Se trata de un retrato de Fidel Castro con Hemingway. Ese afiche me lo compró mi papá cuando cumplí 15 años y me llevó a Cuba.
En ese viaje tipo Sophie en Turquía, mi papá me dejó encargada con Hortensia, era la segunda vez que la veía en mi vida. La primera fue cuando tenía 8 años y salí por primera vez del país.
Hortensia era una cubana con un puesto importante en política, corregía los discursos del dictador, y me enseñó a escribir cartas. Era una mujer más grande que mis papás y no tenía hijos. A mí me trataba muy bien. Le gustaba indagar en cómo era mi vida en México. En ese viaje en lugar de traer un tapete turco, Hortensia, que en este caso es la mujer con la que hice el viaje, me regaló un prendedor ruso. Me contó su historia. Hacía muchos años había tenido un novio mexicano que le había dado el prendedor. Ahora, o en ese momento, ella decidía regalármelo. Tendría una mejor vida. Aún conservo el prendedor. En algún momento se me cayó y despostilló pero sigue siendo un elemento que me recuerda ese viaje.
Mi papá me llevó a tomar un daiquirí a la Floridita, un bar en donde tomaba Hemingway. Ahí pude ver fotos de escritores famosos tomando cócteles. Algún día serás una escritora como Hemingway y vendrás a tomar aquí, sentenció mi papá. Nunca he regresado a La Habana.
Cuando regresé a México mandé enmarcar mi afiche de Hemingway. Fue de los primeros escritores que leí siendo adolescente, cuentos para adultos y no para niños.
Tiempo después regalé ese cuadro. Me dolía verlo en mi cuarto. Hasta que hace poco Mariano se mudó de casa y me dijo que yo le había dado el cuadro a guardar hace más de 20 años. Me envió una foto y tuve mi momento Aftersun.
También agregó que había escrito en la parte trasera varias cosas al respecto sobre ese cuadro y cómo se vinculaba con mi padre. Me dio cringe. Le pedí que no me lo dijera. Otra vez la Idalia del pasado dejando notas para no olvidar.
Quisiera sí olvidar. Al menos lo que me produce dolor. Tener otra versión más actualizada sobre ese cuadro y no la que se escribió en un proceso de separación y crecimiento. Creo que Aftersun busca indagar en el pasado y al final no encuentra nada. Ir al pasado no es la mejor forma de querer contar una historia. Quizá si fuera una investigación desde el presente de Sophie podría reparar más esa relación con su padre.
El final abierto sobre si el papá se suicida o no. Algunos dicen que sí muere. Yo diría que el papá de Sophie se quedó en ese puerto vacacional, tipo Acapulco, se casó y tuvo dos hijos. Sophie casi nunca los ve y es una puerta que en su película se quedó cerrada.
Al mundo de los Kens y de los Oppis habría que agregar los papás tristes como Paul Mescal.
Bu.