30/52 cosas de valor

Idalia Sautto
3 min readJan 6, 2025

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En 2018 cuando comenzamos a publicar Los Chulos, Alex tenía una columna que se llamaba “cosas de valor” su seudónimo era Miluno. Ese nickname surgió por una broma interna entre los dos cuando le pregunté cuál sería su nombre secreto para sus escritos y él respondió: ninguno. Y yo entendí “Mil uno”. Y dije ah no ma está chido ¿mil uno? Alex repitió: ¡¡ninguno!! Y yo le respondí pero “Mil uno” está bien padre. Y se quedó Mil uno. Después, unos años más tarde, cuando llevamos los huesos con los que doblábamos Los Chulos a vivir a Cedro, Alex le puso nombre al suyo con un Sharpie: 1001. Con número.

Los Chulos se dejó de imprimir de manera muy natural y creo que en parte porque vinieron otras publicaciones. Alex público: Oficios, un zine fotográfico de puros oficios en la Ciudad de México. Y luego Sangre en la banqueta, un zine de fotografías de bicis. Y este año Cosas de valor (2024). Los tres fanzines son de fotografía, los dos primeros blanco y negro. El último con fotos en alguna tinta, azul, rojo, negro, full color la portada.

Cosas de valor responde a su nombre y a las columnas que escribió Alex, son una lista de situaciones que tienen valor para Alex, como el acordeón de Celso Piña, el reloj de su abuelo, la lámpara para aluzarle, las cartas que escribió su mamá, la cumbia del panadero, pasear en bici… todas esas listas se recuperaron para hacer un zine y de su disco duro extrajo una serie de fotografías que responden, aunque no de forma literal, a los valores que tiene Alex, sobre todo retrata aquellas situaciones surrealistas que pueden existir en México y acomoda una serie de dípticos que se complementan.

Ahí podemos ver un cerdito paseando en una avenida, unos polis comiendo tacos, una esquina con una capilla, un furby, la mano de Fermín, un crucifijo en una carcasa de celular, una cerveza recién servida, dos mariachis caminando, entre otras escenas de la vida cotidiana de la Ciudad de México.

Me impresiona quizá la sintonía en la que Alex puede encontrar una fisura de la realidad que vive (vivimos) en la ciudad de México, en donde pareciera que ya no existe nada extraordinario. Alex Tapia al final de cuentas, y me refiero a los tres proyectos de zine fotográfico, ha logrado extraer situaciones únicas, algunas chistosas, otras que en contra punto con los dípticos que forma adquieren una nueva nomenclatura.

En conclusión tenemos fotografías que vienen de un mundo que nos es familiar pero extraño al mismo tiempo. Me llamó mucho la atención que Güicho lo formulara como “este fanzine es resultado de una epopeya constante y silenciosa”, en el sentido que Alex nunca hace alarde de aquello que se ha encontrado enfrente, de su vida cotidiana, que pareciera acontecer en otro plano lejos de los ojos que cualquier citadino pudiera ver.

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