32/52 Enredos materiales
Enredos materiales es una publicación que está dividida en cinco partes: agua, plástico, bosque, 02 n2 Ar y origen cósmico. Desde que me compartió los archivos en word, Andrea ya tenía delimitados los apartados y ella misma había imaginado más o menos cómo quería que se viera la publicación.
Después de leer los ensayos, hice dos caminos posibles, uno grande, medio oficio y otro peque, 1/4 de oficio. Ganó el formato pequeño y la verdad fue muy afortunado, me gusta que es un libro que cabe en un bolsillo, en una bolsa, en la topeak de la bici.
Los hongos bailan en todas partes. Inundan el planeta y otro cuerpos. Son los fundadores de nuevos organismos, los que metabolizan bacterias y transmiten nutrientes a las plantas. Los hongos pueden adaptarse y sobreviven frente a la adversidad.
Hace unos días comencé a ver la nueva serie common side effects de Joe Bennett… en donde la trama principal es la de un genio medio loco ha descubierto unos hongos milagrosos. Me parece que el tema de la industria farmaceútica nunca había sido tan retratada de esta forma: sarcástica y cruel. Por supuesto, pensé en los Enredos materiales, en cómo literalmente estamos enredados a una materialidad que nos alimenta y mata al mismo tiempo. Difícil de escapar.
En enero de 2021 visité la instalación del artista Robin Frohard, Plastic Bag Store en Chicago. Consistió en una simulación de los supermercados pero en ella todos sus productos estaban hechos con basura desechada que el artista recopiló. La tienda tiene una apariencia ordenada, como cualquier supermercado, pero al acercarte a los productos descubres su teatralidad siniestra: las manzanas y los tomates debajo de los letreros que dicen Fresh produce son bolsas de plástico rojas; los peces y camarones descansan sobre hielos de plástico. El artista no sólo resalta el desecho de basura que proviene de la industria alimenticia, sino las perversidades del sistema de los supermercados que teatralizan los alimentos al presentarlos como “frescos”, “orgánicos” y “bellos”.
El hilo conductor de los Enredos materiales es la reflexión personal que hace Andrea frente la depredación de nuestro planeta. Va creando puentes con invetigadores, artistas, obras de arte que han criticado la forma en que la modernidad y el llamado “progreso” o el capitalismo ha ido quemando nuestro planeta, el único que tenemos. También habla desde su propio espacio, la miraba de su perro Toribio, las caminatas que hace, el agua en donde se sumerge.
Nuestros cuerpos están determinados por la vida industrial y el sistema capitalista que nos exige no parar y ser cuerpos productivos. ¿Qué consecuencias tiene en nuestro acceso al saber corporal sentirnos agotadas y paralizadas?
En la primaria crecí pensando que cuando fuera adulta no tendría agua para beber. Hubo un momento de mi adolescencia en donde un documental de Al Gore amenazaban con el fin del mundo, el calentamiento global, el agujero en la capa de ozono. Dejé de seguir a Leonardo Di Caprio en redes sociales porque el mensaje era reiterativo: el mundo se está acabando.
Al parecer ninguna advertencia fue suficiente. Los rockstars usan sus jets privados y generan más contaminación que un pueblo completo. Si buscan Jet privado en Google las primeras noticias son las de Elon Musk o Taylor Swift.
En 2022, el avión de la estrella de la música hizo 170 vuelos y emitió 8.293 toneladas de CO2 a la atmósfera, 1.660 veces más emisiones anuales que el promedio de un ciudadano español en 2021, lo mismo que un estadounidense promedio en 550 años y más que una persona de la india en más de 4.300 años.
Andrea Reed lo planteó desde otro lugar. Invocó en sus ensayos a las artistas que ponen sobre la mesa este mismo tema pero desde el arte, la instalación y la literatura.
Si nosotros hacemos daño a nuestro planeta, nuestro planeta responde.
Dirá que sí. Con un terremoto o con un tsunami. Con una explosión volcánica. Con un acomodo de las placas tectónicas. Con nuevos nombres para nombrar nuestros océanos y lagos y golfos.
Enredos materiales es un poco eso, ensayos autobiográficos de cómo se está pudriendo nuestro planeta y aún así cómo se puede ir limpiando desde un lugar. A veces haciendo algo con esos desechos como Robin Frohard haciendo manzanas de bolsas rojas. O como la misma Andrea Reed, colocando sobre la mesa todas estas formas de estar en el mundo y de reflexionar sobre él. No hay ninguna receta.
17 pliegos, 45 másters, 4 encartes. 4250 hojas para 250 ejemplares. Impreso a 4 tintas en Sonido Berenice, este hermoso libro ya está en el mundo y se está distribuyendo en sus librerías independientes de confianza.