34/52 el graduado
Hoy me di de baja de Mubi. Primero me ofrecieron bajarme la mensualidad como 60 pesos, no sé por qué no intenté primero eso. Pero dije, no. Ya me voy ahora sí.
El graduado es culpa de Mubi y también de mis decisiones. Se vende como un clásico de clásicos. Y es la prueba para desconfiar del canon.
La película retrata la vida de Benjamin (Dustin Hoffman) que regresa a casa a pasar unas vacaciones después de graduarse de la universidad. En ese contexto, 1967, la presión social queda explícita en lo que sigue para su vida: conseguir un trabajo y una mujer con la cual casarse.
Se nota que no es un estudiante de los que harán la revolución o el involucrado en movimientos estudiantiles. Sus padres le hacen una comida para que haga RP y consiga chamba con algunos contactos del padre.
En esa fiesta de bienvenida la señora Robinson (esposa del socio del papá de Benjamin) le insinúa que podrían irse juntos. Después de mucho batallar, con Benjamin, que según es mucho menor que ella… tan solo 7 años, se van a la casa de los Robinson. En donde ella se quita la ropa para que quede claro lo que quiere. Benjamin sale corriendo y en la huída conoce a la hija, que será con quien en realidad desea estar.
Pero antes de que eso pase, antes de que sí se quede con la hija y busque escaparse con ella, sí se hace amante de la señora Robinson y se ven un par de veces en un hotel bastante lujoso, cero el motel de paso. Según las reseñas de las películas, cartel incluido, es porque la señora le enseña las artes amatorias. Como si fuera una academia…
La vida de los padres es insoportable, es la cúspide de esos adultos que apoyaron la guerra de Vietnam, que creen en la historia oficial de la radio y que gastan litros de agua para que el césped del patio delantero luzca verde todo el año. Parece increíble que esa generación existió, la generación de los Mad Mens, torcidos, tristes, alcohólicos.
La casa de los padres tiene una pecera en donde podemos ver a Benjamin observar a través de ella. Siento que esa escena en donde entra a la alberca con un traje de buzo, convertido en la mascota de los papás, es como si él también fuera un pez que quieren colocar en una gran pileta.
Benjamin, aunque parece que está en contra de ellos, paradójicamente no tiene muchos otros caminos. Es recurrente esa escena en donde observa desde su habitación cómo limpian la alberca. Al parecer tiene las comodidades que se requieren para una vida cómoda pero no tienen el control de su destino, aún está en sus manos qué hacer. Y ese es un bueno detonante, ¿qué encontrará Benjamin para no convertirse en una versión de sus propios padres?
El final es medio chusco. Pareciera que se salió con la suya pero no. Al final, detiene la boda de la hija de la señora Robinson, se va con ella, y luego qué. De nuevo hello, darkness, my old friend.
Es interesante ver lo cerca que estaba la juventud sesentera de los valores de sus padres. Ningún chico de 21 años se parece a Benjamin hoy día. Es como si la distancia entre generaciones fuera más contundente en la medida en que hay otras herramientas, otras formas de sentir e interpretar el mundo.
El graduado, no trata sobre la seducción de una mujer mayor a un chico, trata de una sociedad conservadora que aunque lucha por no serlo es víctima de sí misma, es triste el final porque no tienen escapatoria.
Dustin Hoffman saltó a la fama con esa película. En la era del #metoo le salieron sus trapos al sol. Pero cómo no iba a ser si hasta en El graduado normalizan el acoso. Ahora es un viejito de 86 años y tiene seis hijos.