34/52 insula / insulae
En latín, el primer curso, la primera tarea de la primera clase, había que derivar insula, insulae, así la anoté como la primera declinación, en singular: insula, en plural insulae. Isla. La isla, de la isla, para la isla, con, por, hacia la isla. La posibilidad de una isla, pensé de inmediato. Y un pequeño dolor entró otra vez en mi mente.
La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq fue un libro que compré, leí y regalé el mismo mes. Recuerdo muy poco del libro porque lo compré hace 13 años. Pero ya no lo tengo conmigo y desde entonces no lo he vuelto a leer, ni hojear, ni nada.
El protagonista Daniel 23 pasa todo el tiempo leyendo las bitácoras de su antecesor Daniel 1, y Daniel 22. Vive, o eso recuerdo, en un lugar pequeño del que es una especie de esclavo. Daniel 1 está en el presente, comienzos del siglo XXI. Tiene un perro, que igual que el clon 22 de Daniel, ha sido clonado numerosas veces. El perro, en su condición de animal, se repite de la misma manera, a diferencia de los clones humanos que están condenados a investigar su historia, atar cabos, dotar de sentido su existencia. En la novela, Daniel 22 o 23, decide salir de ese espacio que es “su hogar” e investigar el exterior. No sé si es así, pero algo de eso está en mi mente.
Recuerdo la persona a la que se lo regalé. Quedamos de comentar el libro, pero nunca se dio esa plática. En parte por eso he querido olvidar que leí esa novela. También he querido olvidar al autor, pero a veces aparece en el feed de las noticias. También quise olvidar la isla y regresó en su forma más antigua.
Hoy terminamos de traducir el texto sobre el Minotauro. Teseo busca la manera de matarlo. En el texto apareció la palabra occidêre. Lucas es la única maestra que he tenido para aprender latín, por tanto considero que es la mejor, pero creo que es la mejor porque sus palabras se quedan resonando por largo rato después de que ha terminado la clase. Me gustan sus explicaciones lógicas para aprender ciertas palabras. El significado de muchas de ellas apelan a su origen histórico. El sol se mete por el occidente. Occiso es la palabra que también se le da a los muertos. Occidêre es el verbo matar en latín. El sol muere en occidente y también Theseus, in labyrinthi penetrare et beluam occidêre.
No existen islas, no somos una isla, ningún hombre es una isla, para decirlo con John Donne. Y en el mundo occidental llevamos la muerte en el nombre que nos designa. Se doblan las campanas por-con-hacia las posibilidades de aislarse. Me pregunto de qué manera acomodamos el significado de las palabras al entender su nacimiento.