36/52 amuletos (2)

Idalia Sautto
4 min readSep 11, 2022

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El libro es como un medim muy extenso. Lo tuve que forrar para que la gente no viera qué libro es. Para no hacerle publicidad a la editorial.

En una feria de libro que hubo antes de la pandemia, en la colonia Santa María, Abril y yo llevamos nuestras publicaciones. No recuerdo qué había hecho el día anterior pero tenía una cruda mortal. Sudaba el alcohol, tenía dolor de cabeza y sed. De camino, me compré un electrolit y tomé un taxi, llegué y la rat ya estaba ahí. La feria estaba llenísima. Las veces que hemos compartido stand o que tenemos que vender libros me he dado cuenta que a la rata no le gusta hacer labor de venta. Y a la gente le encanta que le expliquen las publicaciones: por qué esta ahí ese libro, cómo se imprimió, qué decisiones se tomaron, cuántos ejemplares hay, etc. nuestro lugar era muy angosto y pegado a la pared. Era un lío salir. Se tenían que mover tres personas y salir en fila. Yo me sentía pésimo así que tampoco hice mucho por vender lo que traíamos. Recuerdo que queríamos vender nuestros prints en riso recién salidos del taller de Manuel. Pero yo no vendí ni uno solo, terminé intercambiándolo por un fanzine más tarde. Pasamos la tarde chocando nuestras rodillas una junto a la otra. A veces me levantaba y salía, daba una vuelta, tomaba agua y así.

El caso es que tres horas antes de que terminara la feria, ya solo contábamos el tiempo para irnos. Muertas de aburrimiento pensamos en hacer un ejercicio. Era el primer año de nuestro reto de escritura y nos costaba mucho trabajo estar al corriente. Estábamos retrasadas como por diez semanas. Nos repetíamos mucho «ya nos pondremos al corriente» pero eso no pasaba nunca, o sí pasó hasta que llegó diciembre y escribimos casi a diario. Total que dijimos pues hay que escribir, aquí, ahora, durante este tiempo muerto y aburrido. Pero qué. Una lista de objetos, puede ser. Así es más fácil.

Abril puso las reglas: vamos a escribir sobre cosas azules, objetos heredados, y luego creo que yo puse las siguientes, o quizá ella puso todas las reglas de ese texto, ya no me acuerdo. Es este. No lo recordaba nada, hasta hoy que lo busqué… el sueldito era de Alexis Moyano y yo tuve infectada la mente durante meses, tanto fue mi obsesión que terminé grabando uno con mi propia voz, acá el homenaje.

Ahora, mientras estoy en otra feria, y ya no es 2018, y es 2022, junto a mí está el Ticher y pienso en ese texto, en ese momento que tuvimos juntas y que decidimos escribir nuestro Medium porque de otra manera quién sabe si lo lograríamos. En la academia de San Carlos no tengo una amiga que dicte las reglas del verano, o las pautas de una improvisación de escritura. Me gusta jugar a escribir, me gusta que existan los detonadores, así está escrita la autobiografía de Jarvis Cocker, objetos que le detonan un momento específico de su historia. Tengo el libro en las rodillas y estoy en una pausa porque hay una parte de páginas negras y letras blancas que me impide seguir leyendo. A mi lado derecho, está Mariano y lo veo subrayar un texto de Derrida que habla sobre la pizarra mágica de Freud y que nos servirá para hacer nuestro próximo fanzine. A mi lado izquierdo, está Santiago y me está viendo, no sé si está justo notando que escribo en mi celular, pero siento que tiene algo que decirme, así que le digo qué con las cejas, dice, ay, casi lo olvido, Abril te mandó esto. Me da una paleta y un chocolate. Mariano interrumpe su lectura para ver los regalitos. Son más de las cuatro y tenemos hambre, así que abro el bocadín. La feria más aburrida de la historia está aquí justo frente a mí.

Pensé entonces en dejar de escribir en mi celular. Quizá es momento de tener mi propia banda de punk, que se llame Los chulos como el fanzine. Le cuento de inmediato a Mariano, y me dice que si es necesario el artículo “los” o sí solo: Chulos. Pero siento que sí lo necesita, Los chulos, un fanzine que evolucionó a banda de punk. La pokeevolución famosa. Nunca supe qué responderle a Manuel cuando me hablaba de las pokeevoluciones, ilustradores que se convierten en artistas plásticos, artistas que se convierten en escritores, escritores que se convierten en editores, editores que se convierten en libreros, diseñadores que se convierten en impresores o en actores y así, etc etc… y yo ¿qué evolución tendré? La revelación: banda de punk. Pero qué vas a tocar, me pregunta. Pues los teclados. Necesito un teclado casio. Y por qué no tu piano, y respondo lo que quizá el mismo Jarvis hubiera dicho: porque una banda de punk no puede ser acústica, necesito algo electrónico para hacer ruido.

Hacer ruido.

FIN.

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