38/52 evil Idalia be like no escribas cada semana
Hace más de un año, cuando apenas comenzaba la pandemia, Abril me invitó a hacer un taller de novela solo entre ella y yo. Se trató de un taller privado y cuando guardé el archivo la primera ronda de escritura me di cuenta que había colocado un nombre que no recordaba. Después de un rato lo encontré, el .doc se llama womy. Abril me preguntó que por qué womy, y le dije no lo sé, a veces cuando no quiero encontrar cosas que me duelen yo misma logro esconderlas, encriptarlas, hacerlas innaccesibles incluso para mí misma. Tengo una escritura que por lo general requiere un password. A lo largo de la escritura me di cuenta que era una historia sobre mi infancia y sobre algunos dolores internos que ni siquiera había notado que estaban ahí. Womy resultó ser una palabra que escondía Momy, mom, madre.
Recién el lunes tuve un mothersgate cuando mi madre me pidió quitar la foto de una entrada de mi medium y de eliminar, claro de ser posible, porque me lo dio como sugerencia, la entrada completa.
La solicitud de borra algo escrito me pareció grotesca. Me negué a hacerlo. Me insisitió y entré a censurar, bluerear la entrada. “De regreso a la encriptación”, pensé, al imperativo de esconder lo que siento. En mi propio psicoanálisis he descubierto que la escritura me ha funcionado como un medio para conectar con las cosas que siento, y que es sintómatico que quiera esconder la escritura, con colocar seudónimos como lo hago en mi fanzine de Los Chulos o con colocar nombres extraños a los archivos y nunca guardarlos en la carpeta de documentos.
Me ha funcionado tener un reto para avanzar. El de escribir cada semana un texto. Me funcionó también de la misma forma el #inktober de este año.
Hoy mientras ponía la ofrenda estuve cerca de media hora buscando las fotos de mis muertos, las que imprimí para la ofrenda hace tres años. Nunca las encontré, Alex me dijo que siempre me pasa lo mismo, guardo las cosas y nunca más las vuelvo a encontrar, aparecen en el momento menos pensado.
Pensé que a lo mejor las escondí de la misma manera que mis archivos de word. Muy difícil de acceder también a mis propios muertos.