39/52 pones un poquito de alcohol en un algodón

Idalia Sautto
3 min readNov 10, 2019

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Casi nunca entro al feed del Medium. Por lo general leo en concreto a las personas que sigo y cuya notificación me llega directo a mi celular. A veces las notificaciones caen en la madrugada cuando tengo todo silenciado y bloqueado y me entero de esas entradas tiempo después, no mucho tiempo después.

Hoy entré desde mi celular, y Medium tiene una nueva versión premium en donde colaca los “más leídos” y me recomendaron leer una entrada en inglés cuyo título es: tomar alcohol después de un mes de sobriedad.

Qué me sabe el algortimo, pensé.

Bueno, vamo a ver.

En realidad la autora hizo 4 consejos por los cuales ella tomaba y decidió ya no tomar “tanto” sobre todo porque la cruda al día siguiente es una monserga. Y coloca al alcohol como si fuera un personaje, un amigo con el que sale de copas todos los fines de semana.

Pero cada consejo estaba vinculado a un issue un tanto adolescente. Que me hizo sentir que yo no era el target de ese artículo para nada. Más allá de sentirme una adulta bajo otros valores y situaciones, pensé que cada edad tiene puntos débiles en donde uno busca el alcohol como forma de evadir o de sostener, o ambas, la realidad que se vive. Ella declaró: no necesito el alcohol para acercarme a un chico guapo. Yo nunca necesité el alcohol para acercarme a nadie porque todas las personas las conocí de primera mano, sin necesidad de salir a un bar a ligar, en mis tiempos las personas se conocían en el salón de clases a las 8 am. Yo: necesito el alcohol para silenciar mis pensamientos, para apagar ground control y poder dormir. Ella escribió: no necesito el alcohol para pararme a la pista y bailar. Es aquí cuando dije: hay brecha generacional. Yo bailo todo el tiempo, con pista o sin pista, con personas conocidas o desconocidas, con alcohol o sin alcohol, pero sobre todo sin alcohol porque con alcohol me mareo.

En algún punto del texto pensé que lo estaba leyendo con el mismo impulso que tienen las personas que compran libros de ayuda en el Sanborns. ¡Ayúdame texto mágico a entender mi alcoholismo!

Así que dejé de leer y me fui directo al final: no es necesario dejar de tomar alcohol, todo lo contrario, aprender a conocerse uno mismo y tomar la dosis perfecta. Palabras más o menos.

Acá está el texto completo anyways: 4 Lessons From Drinking Again After a Sober Month.

Cuando era niña mis papás me dejaban tomar un poquito de Kahlúa después de comer. Ellos tomaban una copita y a mí me dejaban tomar una dosis muy pequeña. Mi primer acercamiento con el alcohol fue a través de estos digestivos dulces, Anís, Controy, Kahlúa, Rompope.

Mi ideal sería regresar a ese momento. Tomar el alcohol en pequeñas dosis, diario, después de comer, pero sin necesitar una borrachera en donde requiera los únicos dos días de descanso que tengo en reponerme, porque después no puedo trabajar igual. O sea mi preocupación es mi ritmo de productividad atrofiada por una peda un viernes por la noche.

La semana pasada leí un tuit de Julián Herbert que me causó mucha risa, pero también pensé, claro, es tan insportable todo.

Mezcal, para que el lunes sepa quién manda.

Pregunta abierta:

¿Qué hay detrás de cada peda magistral y cuáles son los hilos que empujan esa dosis desborada?

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