[4] 2/52 Save the cat
Soñé que estaba en una boda muy grande. La persona que se casaba era una fotógrafa que además de casarse quería tomar las fotos de su propia boda. Traía una cámara análoga y tomaba fotos a sus invitados. Estaba vestida de blanco con un vestido que le quedaba grande pero no parecía importarle, y se veía muy bien. Era un sueño muy placentero. Me gustan las bodas, pensaba cuando iba a sentarme a mi mesa.
Me despertó un mensaje de mi hermana: “¿Crees estar lista para lo de hoy?”
Dejé mi celular en el buró y volvió a sonar. “Yo no”, agregó.
Save the cat es un libro sobre la estructura que debe tener un guion, el autor Blake Snyder, en cada capítulo deja ejercicios, fórmulas, pero sobre todo un camino muy bien trazado de cómo debe estar estructurada una historia, quizá es la misma historia de siempre pero contada de otra manera. Save the cat tiene varias reglas, pero quizá la más importante es: “the hero has to do something when we meet him so that we like him and want him to win”.
Cuando pienso en un problema específico de mi vida también reflexiono un poco “si esto fuera una película, ¿cómo lo resolvería el guionista?”. Blake Snyder dice que toda historia debe llevar a su protagonista a tocar fondo. Tocar fondo para cada personaje es diferente, no es lo mismo que tu héroe sea John Travolta en Pulp Ficcion o sea El gran Lebowski. Esta sección del guion es el punto 11 de 15 y se llama: todo está perdido.
Todo está perdido. Pero aún no es el final. Quizá perderlo todo es el inicio de algo y no el escalón once. Para una película es necesario que exista ese cambio, que el protagonista cambie para lograr su objetivo y entonces el espectador piense, uf, lo logró. A menos que los guionistas decidan hundirlo en la chet, como pasa con Bojack Horseman.
Recuerdo el cuento de Colinas como elefantes blancos de Hemingway. Una pareja tiene un diálogo en el bar de la estación del tren, esperan 45 minutos, y el cuento se da durante ese tiempo. Hablan sobre una operación pero no dicen específicamente de qué trata. Podría ser colocar una bomba en el tren o recibir una quimioterapia. A Hemingway le vale Save the cat, entonces nos deja la incognita abierta y aunque ahora hay un montón de análisis sobre el tema, en 196ypico, cuando fue publicado, el aborto era un tema que debía ser tratado así, encriptado, sin decir las cosas por su nombre.
Cuando hablo con mi hermana sobre cosas familiares, ya nunca damos el contexto de las cosas, quien sea que nos escuche hablar nos encontraría como personajes de Hemingway hablando de operaciones y situaciones en donde solo con mover los ojos se toman ciertas decisiones.
¿Este será un final feliz o será un Bojack Horseman?
Ayer visitamos a mi abuela. Nos recibió en su cocina, con tamales y café. Con mucho entusiasmo y alegría, se notaba feliz. Hace cerca de un año que no estábamos sentadas en su mesa. Mi abuela usó la contingencia para reparar su casa. Así que luce diferente, hizo limpieza de lugares en donde siempre tenía amontonadas las cosas.
—Venimos a platicar contigo.
—¿Quién se va a casar? ¿Quién va a tener un bebé?
Nos quedamos calladas. Isolda se me quedó viendo.
—Bueno, Idalia tiene algo que decirte.
Tomé mi teléfono y le marqué a mi hermana.
—Si no estás lista también es válido. No estamos solas y vamos a tomar la decisión juntas.
—Sí estoy lista, solo estoy muy cansada.
—Piensa en esto: si ella está bien, nosotras también estaremos bien. Y después no estarás tan cansada como ahora. Podremos funcionar en equipo.
Las novias no pueden al mismo tiempo ser novias y fotógrafas del evento. Tampoco yo puedo ser par y juez. No puedo salvar al gato mientras lo escribo. No puedo saber si es el escalón once o el primero porque soy la que está en la escalera. Pero sí puedo desear que todo esté bien. Que el héroe, sea yo, mi hermana o mi madre, logremos llegar al otro lado.