41/52 Libertad

Idalia Sautto
4 min readNov 9, 2020

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Recibí un regalo a domicilio. Aunque la pandemia ha instaurado los regalos a domicilio, yo sólo he recibido tres. Todos han sido enviados por Abril. Y estuvo bien que llegara una lectura que no hubiera hecho de otra manera. Hacía mucho que no leía un libro de los mal llamados para niños.

Lili, Libertad es un libro publicado por SM escrito por Gonzalo Moure Trenor. Está escrito desde un presente que visita una historia vieja. El escritor va a una escuela a platicar con niños y termina almorzando y cenando con la directora de la escuela. En el camino, que me imagino: un paisaje de la Toscana, un carro descapotable para dos personas, una casa vieja en donde el único menú es lo que cocinan para los mismos habitantes, el olor del estiércol combinandose con el pasto recién cortado y una plática que se extiende durante los capítulos del libro. Francisca le cuenta al escritor la historia de Lili, una niña tan pequeña y tímida que de pronto se ve incapaz de contarle a su madre que debe ir disfrazada a la escuela. Por motivos que el autor sabe describir entre la relación mamá e hija, y cómo el tiempo que existe entre ellas se teje con rituales cotidianos en donde hay pocas oportunidades para alzar la voz y decir qué siente o qué necesita. Lili pasa tres días midiendo el momento en el que podrá decirle a su madre lo que tiene que llevar a la escuela. Pero ese momento nunca llega.

La historia es entrañable porque de alguna manera me puedo identificar con Lili en muchos momentos de su tristeza. Creer por ejemplo que la mamá de Lili es capaz de anticipar lo que siente o quiere su hija. Pensar que por la fuerza de nuestra sangre, la madre sea capaz de ordenar una tarde de domingo, mientras el reloj corre y se acaba el tiempo para organizar un disfraz.

Recuerdo que un verano mis padres me inscribieron al curso de verano pumitas. Era famoso porque los hijos de los universitarios iban a un sin fin de actividades. La reunión era en la pista de atletismo y se daban talleres de todo tipo, de serigrafía, de dibujo, también se hacían torneos, se corría mucho, se jugaba fut, etc… todo eso porque el calendario de los niños tenía vacaciones más largas que las universitarias. Aunque todos los hijos de mis padres afirmaron que era un gran lugar, yo nunca encajé, nunca tuve amigos y fue muy frustrante ir cada día del verano a convivir.

Quizá el peor día fue cuando hubo una actividad en la alberca de CU y mi madre olvidó poner mi traje de baño. Yo era muy pequeña, tendría 6 años, y me metieron a la alberca con mi ropa interior, mi camiseta y mi calzón, regresé a casa con pants pero sin ropa interior. Fue muy vergonzoso para mí estar en la alberca, sin convivir, mojando mi ropa interior. Era como una Lili sin disfraz. Recuerdo decirles a mis padres no querer regresar al curso de verano. Pero supongo que lo tomaron como un berrinche. Al día siguiente estaba de vuelta al curso. Me hubiera gustado ser más Lili, Libertad en ese momento de mi vida. O quizá un libro como el de Lili me hubiera motivado a moverme de ese tedioso verano.

Pensé en eso, hoy que leí de principio a fin esta novela corta; en la fragilidad que puede simbolizar ser con los demás, ser un extraño entre personas que tienen una dinámica, ser un niño frente a un adulto torpe. Lili es una niña que odia la ciudad a la que se mudaron, y también se lamenta ser tan tímida. Su timidez, sin embargo, es leída como si fuera una niña rebelde, su profesor interpreta cada acto como si lo hiciera adrede, y no por un descuido. Lili tiene que sacar fuerza para imponerse, logra vencer la estupidez de usar un uniforme un día y otro usar un disfraz, y al día siguiente dejar de usarlo, para regresar a la vida cotidiana.

¿Por qué tendríamos que usar un disfraz solo un día al año si se puede llevar puesto todo el tiempo? Porque si en el lugar de llevar uniforme a la escuela usáramos distintos disfraces lograríamos saber quiénes somos mucho antes de la adolescencia. Quizá tendríamos pegada a la piel quién o qué cosas nos identifican. El uniforme invisibiliza las diferencias, y es muy absurdo porque en el fondo, todos somos diferentes.

“Programa y disciplina” son las palabras que se recalca el maestro de Lili, Libertad. Sin saber cómo regañar, cómo hacer que las cosas regresen a su lugar cuando los niños no se comportan como deberían. Cuando los niños deciden ser diferentes, cuando deciden ser ellos mismos.

Al final Lili, Libertad es ser el futuro más próximo cuando se es niño, ser una bailarina, ser un árbol en pleno otoño o ser un faraón. Usar un disfraz, imaginar qué seremos, o bien, imaginar lo que somos. Ser lo que ya somos.

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