43/52 Circe sí habló para mí

Idalia Sautto
4 min readDec 5, 2019

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Ayer pasé un par de horas con la única prima hermana que tiene puntos de encuentro conmigo: la literatura.

Circe me lleva diez años y aunque ha sido la prima “más cercana a mí” en realidad sé muy poco de ella, pasamos poco tiempo en una relación que no sea ese vínculo mediado por mi tía. Hasta ayer nunca había convivido con ella bajo otro escenario en donde pudiéramos platicar, dejando a un lado nuestro parentesco.

Quizá nunca habíamos estado sentadas en una mesa, ella y yo solas, sin que hubiera alguien más que se interpusiera en nuestro diálogo. Hablar con ella, después, fuera del radio, sobre otras cuestiones familiares me hizo entender un poco a mi papá, desde otro ángulo que no había conectado: su madre. La hermana de mi papá es la mamá de Circe, y desde que tengo memoria vivieron en Puebla, y por la misma distancia tenía poco contacto con ella, a veces cuando iba de vacaciones podía convivir con ella.

Su recámara me daba mucha ilusión. Era un cuarto con su baño propio y una ventana a un jardín interior en donde había un pozo. Sentía cierta fascinación por esa recámara, tenía juguetes de McDonalds que nunca antes había visto. Hoy podrían pertenecer al museo del juguete. Eran hamburguesas tipo transformers y los había traído de Estados Unidos, nunca llegaron a México. Tenía gomas para borrar que olían a un plástico que me gustaba mucho. Y también, en ese cuarto mítico, vivía la auténtica muñeca Rainbow brite, que se quedó en mi memoria por dos motivos, la más obvia, me gustaba mucho la muñeca, la segunda, mi prima nunca me dejó jugar con ella. Años después llegó a mi vida el pádawan de Rainbow brite, Lucky, en su color verde, la muñeca nunca la tuve, pero por suerte ya no es importante, tiene ese lugar junto con todo lo demás que he deseado y después ya no es importante seguir queriendo.

Circe trabaja en una biblioteca y hace investigación de libros muy viejos, la mayoría del siglo XVIII. Coordina esas investigaciones y ven la luz en una colección muy linda que se llama Biblioteca antigua. ¿Qué es un libro antiguo? Un universo en donde caben libros escritos en latín, en español antiguo, catecismos, vocabularios, autores y textos olvidados, autores completamente desconocidos, muchos de ellos escribieron con puño y letra esos libros que hoy están resguardados, algunos están contaminados y aún requieren conservación para poder hablar de ellos, para que puedan ser catalogados. Por lo pronto estas ediciones dan cuenta de algunos de los más de veinte mil volúmenes que aún se conservan. Contienen fotos de los fragmentos, anotaciones de las traducciones, y un glosario de lo que son esos libros para que más adelante se puedan retomar e investigar más a fondo. Se habla también de la importancia que tuvo la traducción, porque hay libros que son primeras traducciones de los catecismos, por ejemplo, desde que se instauró en América latina el español como una lengua que todos tenían que adoptar y se comenzó a dejar en segundo plano las lenguas nativas. Circe estuvo hablando sobre esto pero también sobre todo lo que ya se encuentra digitalizado en el acervo de la Biblioteca Franciscana.

Estuve un rato navegando y encontré un libro que se llama Florilegio medicina, sobre las enferemedades como la gotacoral o mal de corazón.

Aquí el link para que puedan navegar un rato en esta increíble biblioteca: Fondo Antiguo Biblioteca Franciscana.

Ayer me dijo que para transcribir libros usaba el dictado de word, así avanzaba más rápido. No sabía que se podía usar esa función. Hoy por la mañana estuve haciendo un par de pruebas y descubrí que sí, es posible hacer un dictado a la computadora, es un poco lenta la comunicación pero al menos en mi prueba de voz todo estuvo correcto. Hasta la puntuación que elegí.

Me imagino a Circe, leyendo en voz alta estos tomos de la biblioteca, encontrando una serie de pistas que va descrifrando para después catalogar, guardar, imprimir, haciendo aquello que fue para lo que estudié en la licenciatura, investigación pura y dura para establecer la verdadera historia, el verdadero docuemento, el pelo de la burra en la mano.

Recuerdo también cuando mi tío le enseñó a manejar en un viejo Renault. Lo que ahora es un terreno lleno de casas, en ese momento, junto a la recta Cholula, era un descampado con caminos de terracería. Y a Circe se le apagaba el carro cada tanto. Mi tío Miguel se ponía rojo y de pronto se atacaba de la risa, a mí me daba risa verlo reír y también reía, pero Circe enfurecía, no recuerdo verla contenta por aquella época. Recuerdo verla enojada, llena de ira. Mucho tiempo de la infancia creí que me detestaba y prefería quedarme y jugar con mi tía Queta que con ella. Ayer, cuando brindábamos con nuestro tinto de verano en la mano, pensé que quizá no sabía que su destino se encontraba muy cerca de esa casa, en la misma ciudad, sí era necesario que aprendiera a manejar, hoy en día maneja cinco minutos sobre la recta Cholula para llegar a la biblioteca.

Y ya no está enojada conmigo.

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