45/52 Frances Ha
La vi hace mucho y sentí que Sophie la “mejor amiga” de Frances no era taaaan su mejor amiga. Recordaba cierta frustración, o más bien decepción, el tipo de decepción que se puede dar entre amigas.
Esta vez, algo cambió, no la peli, evidentemente la que cambió fui yo… cuando comencé a verla, me di cuenta que no recordaba casi nada. Solo que era una película que había disfrutado mucho. Ahora, más fría de la mente y solo domingueando tranquila, aún con un poco de catarro, fue una revelación, me di cuenta que sí es su amiga, solamente que Sophie marca sus diferencias y quizá eso, al principio, es lo duro para Frances porque después es como si su diferencia diera la vuelta a la ruleta y llegara por detrás para preguntarle, ¿qué quieres hacer tú? Sophie quiere casarse, renunciar a su trabajo, vivir en Japón. ¿Y tú? Sophie sólo marcó sus límites y a veces eso parece transgresor, chocante, mala onda.
Antes de que comiencen los créditos, vemos a Frances y a Sophie pelear de juego. Ir y venir en el metro. Correr por la calle. Fumar en la ventana. Lavarse los dientes. Hablar de infecciones en el ano. Y poquito después, Sophie le avisa que no renovará contrato de arrendamiento. «Somos muy amigas pero no por eso somos iguales, tenemos deseos diferentes, y eso no interfiere con el amor».
Suena modern love de David Bowie.
Sé cuando salir, y cuando quedarme dentro.
Frances, después de viajar dos noches a París, pasar una Navidad con sus padres en Sacramento, dejar de rentar con los roomates ricos, sienta cabeza, se mete de oficinista, toma decisiones correctas, y se concentra en lo que le gusta. Logra crear su propia coreografía con una pequeña compañía de danza contemporánea, y cuando es el estreno Sophie está ahí, en el opening, su maestra le dice, ¿a quién ves con esa mirada? Y Frances responde: a mi mejor amiga.
Sonríen.
Corte a:
Frances hace un arco con sus brazos, grande, estira todas sus extremidades, cabe bien en su nuevo depa, está sola y feliz, le sobra espacio para brincar e imaginar, escribe su nombre en mayúsculas para después pegarlo en su timbre.
A veces tener un espacio para una misma, estirar los brazos hasta tocar la patita café de un gato es lo único que se requiere para estar feliz, en paz.
FIN.