48/52 do & don’t
Do: elige tus batallas, capas y aromaterapia.
Don’t: no te erosiones, no pienses lo peor, no a lo insuficiente.
Llevo cerca de dos meses leyendo mi horóscopo pero a veces lo encuentro críptico. Hoy me despertó la música del expendio de periódicos que hay frente a mi casa. Hay una misa y fiesta por el día de la virgen. Estaba muy cansada y la música tan fuerte me impidió seguir durmiendo. Me levante un poco de malas y salí al balcón. Pensé en gritarles algo, hablarle a la patrulla pero para qué, qué cambiaría de mi estado de ánimo, “elige tus batallas”. Hacerla de tos a mis vecinos no es una batalla. Al final ya estaba despierta, aunque apagaran la música no modificaría que me desperté y que no pude volver a dormir.
Fui a la cocina y prendí el boiler. Mi abuela me pidió que la ayudara a poner el árbol de navidad en su casa. Hace más de siete años que no lo pone. Es como si el duelo por la muerte de mi abuelo por fin llegara a su fin. Capas de dolor por fin liberadas. Capas que se van desmantelando hasta que otra vez aparecen las esferas guardadas, las luces, el árbol que mi abuela compró hace diez años.
Quisiera entender qué nueva etapa de la vida de mi abuela se inaugura este año. El otro día mientras dormía una siesta en su sillón escuché una platica que tenía con su prima Lourdes que vive en Los Ángeles. Ambas tienen la misma edad y han sido muy cercanas desde niñas. Mi tía Lourdes se fue a Estados Unidos a los quince años y ya tiene seis hijos, cinco nietos y está jubilada. Mi abuela le comentó que pensaba ir en marzo a LA, «quiero ver a tus hijos y a tus nietos antes de morirme» pensé qué exagerada ¿por qué dice eso? Luego pienso que quizá sí, algo de final de vida tiene en su mirada, 83 años. Lo dijo sin drama, mi tía Lourdes, que estaba en altavoz, le respondió me dará mucha emoción que vengas.
El otro día platicando con Liz sobre nuestras mamás, abuelas y hermanas, pensé en esos vínculos que son indestructibles, en lo resistentes que son en algunas familias. Recuerdo cuando una temporada estuve muy enojada con mi abuela, poco después de la muerte de mi abuelo, y creo ahora, o siento, que estaba muy dolida por la ausencia de mi abuelo y prefería no verla a ella, no visitar su casa.
Ayer mientras estaba con ella dijo que sentía que estaba a punto de caer en el hoyo. Colocó dos dedos en el borde de la mesa y dijo: estoy aquí. Estoy pronto de caer. No dijo estoy a punto de morir o pronto estaré en el cielo, simplemente mencionó ese hoyo negro en donde todo termina. Imaginé algo así como el final de BoJack, cuando abren una puerta y no hay más, allá adentro no hay nada más. Siempre está serena, ni siquiera hay tristeza, pienso que tal vez si quisiera llegar a vieja y tener esa paz mental de sucumbir hacia la nada. Después de la comida retomamos el maratón. Hacía más de 11 meses que no jugábamos, otra vez, en familia. Y volvió a salir la pregunta sobre la capital de Arabia Saudita. Esta vez respondí correctamente: RIAD.
Los deditos de mi abuela no caeran de la mesa, al menos no hoy y no pronto. Mi horósopo dice que no debo pensar lo peor. Es suficiente con esto que tenemos en frente, ahora, poner el arbolito, el nacimiento, esperar pasar juntas estas fechas, comprar verdura en el mercado, caminar por la calle, platicar, jugar maratón, estar en el presente, no en lo que todavía no es y no pasa.