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Es muy dificil que S. quiera preguntarme cosas, sus intervenciones, son sólo eso: intervenciones en donde hace una pausa en las palabras que yo pronuncio.
—¿Alex es de tu edad?
—NO. Es un año más chico.
—Bueno, es de tu edad.
—Sí. En teoría.
—¿Por qué piensas que no es de tu edad?
Me quedé en silencio. Y me reí, ella también se rió.
—¿A qué te sonó eso?
Después de una semana caótica, el viernes tuvimos una comida navideña. Abril siempre me pregunta si me importa ir a lugares caros a comer, yo le he dicho repetidas veces que no. No me da pena ir a lugares caros y fancys, en la comida nunca hay que escatimar. Fuimos a un sushi que nos gusta mucho y que está muy cerca de Panamá. Cuando pedimos el mesero me dijo: en un momento señora.
—¿Te dijo señora?
—Sí, y está bien, prefiero que me digan señora.
Soy una señora divorciada, es una frase bastante hecha que uso como moneda de cambio, pero ¿en verdad soy una señora? Medio que he jugado a ser una señora. Pero la verdad es que ni es cierto. Soy una adulta que solo quiere seguir jugando. Quizá por eso me da tanto repele ser mamá, después ya no voy a poder jugar como quisiera y me gusta mucho hacerlo.
Ayer fuimos a la feria que montan sobre la delegación Cuauhtémoc y que da la vuelta a todo Buenavista.
Ahí venden de todo y eso hicimos: comimos esquites, compramos pan de anís y de nata, tomamos ponche, me comí una banderilla con queso y catsup. Nos subimos a la rueda de la fortuna, yo movía el carrito para que Alex tuviera miedo y después vi que en verdad tenía pánico de estar en ese carrito y estaba sosteniéndose con fuerza de los lados, dejé de moverlo, pero me reía solo de imaginar en menear el carrito y que le diera vértigo. En la rueda de la fortuna pudimos ver la torre Latino, si alcanzo a descifrar la hora es porque todavía estoy en casa, y sí, eran las nueve y media, se veían las torres de catedral, bellas artes, el monumento, la ciudad de México sigue siendo la región más transparente depende desde que altura la observemos. Al bajar nos ofrecieron unos llaveros con nuestras fotos, las compramos, luego fuimos a jugar canicas; gané unos dinosaurios de plástico. Paseamos por toda la feria y recordé lo mucho que le gustaba a Checo ir a la feria de la delegación Venustiano Carranza.
En esta feria hay muchos escaparates para tomarse fotos con Santa, con los Reyes, con Pokemón, con Frozen, con Toy Story, da igual, la globalización se adapta a cualquier gusto. Elegimos el de Toy Story y nos tomamos una foto. Santa estaba fumando mota detrás de los animales de plástico, así que olía fuerte cuando nos subimos al escenario. Elegimos ese santa porque era el único que traía unas Dr. Martens.
Hicimos todo lo que queríamos hacer.
—¿A qué te sonó eso?