51/52 time goes by

Idalia Sautto
4 min readDec 26, 2019

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Estamos tirados en la alfombra, o estamos de pie, o quizá ya solo de rodillas, mi celular está conectado a la bocina y Madonna canta en un loop infinito ring ring ring goes the telephone, the lights are on, but there’s no one home. Estamos en Allende, pero también en el Tahur, tic tac tic tac, estamos en un uber, en la casa de Lupe, también ahí suena, times goes by. Estamos en un carro en medio del desierto, en un Salinas y Rocha, estamos en la Tabacalera, estamos en Querétaro, en un karaoke, en el estudio de Gold Rain, estamos en la cama, en la cocina, en la sala y otra vez en una alfombra. Hoy, después de 5 años, en el Tahur todavía suena la misma rocola, esa vieja y ronca rocola que a veces se traga el dinero, tiene dos opciones: video o música. La personalidad de esta rocola es que no tiene toda la discografía, es una rocola de discos compactos, no de mp3, así que esta canción sólo existe en la versión en vivo y en video.

La rola comienza con el coro time goes by so slowly, time goes by so slowly, time goes by so slowly, time goes by so slowly, time goes by so slowly, time goes by so slowly, en medio del escenario, luces rojas intercaladas con azules caen sobre una enorme bola disco de metal que destella con la imagen del público. La cámara se acerca y la bola comienza a subir dejando en medio a Madonna que está escolatada por tres negros y una corista vestida de rojo. Todos comienzan a bailar en su lugar, abren y cierran las piernas. Después se dispersan, toman posición en el escenario. Dura cerca de 8 minutos. La bailo con Norteño. Somos los negros de Madonna en el video. Ninguno se atreve a ser Madonna. Pero nos asumimos parte del elenco porque sí, respetamos todos los pasos que hace Madonna, una gimnasia que se despliega con esplendor dentro de esa pantallita, la rocola tiene una pantalla sucia y manoseada de todos los que se recargan a buscar canciones. Madonna canta sin play back, se nota porque en algún punto pierde el hilo de la canción, se queda en silencio y observa a uno de los bailarines, sube una de sus piernas a su hombro, él acaricia su pierna hasta llegar a su gluteo, después sigue la canción, la retoma en el time goes by. El público enloquece. Ring ring ring canta, y hace una pausa, larga larga pausa en donde solo sigue la música, los negros hacen una coreografía con los brazos arriba y abajo, a un lado y del otro, es muy sencilla, casi como una macarena, nosotros la imitamos a la perfección, las luces del bar están encendidas, no hay nadie, sólo nosotros. Son las cinco de la mañana. Madonna observa a su público. Mientras todos bailan a su alrededor, ella está pasmada, disfrutando de la euforia del público. También nosotros bailamos como sus fieles acólitos. Nunca termina, estamos empapados en sudor. Sabemos que nadie dejará de bailar, no mientras siga la canción y Madonna siga cantando: so slowly, no importa que se prolongue 2 minutos más, so slowly.

Hay canciones que acumulan recuerdos. ¿Sabe Madonna cómo afecta su música a la atmósfera de nuestras existencias? Lo peor del caso es que quizá tenga una idea, pero no la completa idea, el concepto de impacto de lo que es. Desde hace un par de años sigo su instagram, ella es su propio community mannager y eso es una delicia. Sube selfies, videos de las clases de sus hijos, regrams de personas que la siguen de cerca, timelapses que hace con su iphone mientras la peinan, videos cotidianos de su familia y sus amigos, porque sí: tiene amigos. Hace un par de días hizo un post de los dos libros que pensaba leer en vacaciones. Una biografía de Frida Kahlo y un libro sin autor aparente en la portada, la imagen de un buda, quizá algo de meditación. Pero la biografía de Frida Kahlo me hizo sentir que Madonna es bastante normal y ordinaria, más ordinaria que normal. ¿Pero qué es ser ordinario ante la reina del pop?

—¿A quién le importa la biografía de Frida Kahlo?

—A Madonna.

Esta rola tiene tantas capas que no sabría decir cuándo empezó a ser mi preferida, sin duda la única que bailaría si solo me quedaran cinco pesos en la mano, la única que realmente va a levantar la pista de baile aunque el bar esté vacío. Imagino que mientras yo sudo y bailo y canto a gritos time goes by so slowly, Madonna está en su casa de Lisboa, con sus gafas enormes de vista cansada, leyendo cómo Frida Kahlo sacaba a pasear a sus perros y se encontraba a Trotsky en la esquina de Londres y Morelos. Pero time goes by so slowly, quizá aún sigue ese libro reposando a su lado y en realidad nunca sea leído por la reina.

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