52/28 Cupheads

Idalia Sautto
6 min readJul 14, 2022

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“No hagas tratos con el mal”

Jugué por primera vez Cupheads un fin de semana de noviembre y de ofertas prenavideñas. Manuel me escribió para hacerme una consulta de adultos y era que no sabía si comprar o no el nintendo switch. Analizamos por qué sí o por qué y terminó ganando el sí. Ese día había una doble oferta, era el buen fin y además había un descuento usando una tarjeta que él tenía. Fuimos a un best buy, pero no estaba el Zelda y la promoción que había visto en internet… Fuimos a otro y tampoco, fuimos a un tercero, más lejos, más tarde y lo encontramos. Caminamos por tres plazas comerciales diferentes. Ese día él compró su nintendo switch y yo me compré unos tenis puma edición especial de la Nasa.

A veces pienso que en realidad nunca sé cómo me puede afectar una compra o una decisión hasta que pasan tres años y digo: fue aquí. Este es el comienzo de esta aventura. Ese día terminé jugando el personaje de Mugman, el hermano miedoso de Cuphead, un ludópata que apostó su alma al diablo.

Cupheads me pareció dificílisimo, casi imposible de jugar, hasta que hace una semana Alex lo vio de oferta en nuestra tienda de nintendo y lo compró. De nuevo tomé el lugar de Mugman; me sentí indecisa con la idea de volver a jugar un tablero en donde me siento muy perdedora, poco hábil, torpe con mis saltos. Es un juego muy complejo como lo es Mario Bross: hay que jugar muchas veces y aprender de memoria por dónde salen los malos, tener ciertos skills usando el control, no perder la esperanza de que sí es posible avanzar.

Me quedé una tarde jugando a solas y logré cambiar mis balas por unas verdes que están direccionadas al objetivo, no importa que no apunte a una dirección concreta viajan directo a donde deben pegar. Luego no supe explicarle a Alex cómo fue que cambié mis poderes, pero gracias a eso y a un juego en equipo logramos pasar 3 niveles.

Luego fue Manuel al estudio y entendí otras opciones de fortalecer al personaje para poder seguir avanzando. Es un juego muy frustrante porque no te deja continuar hasta que domesticas el nivel y entiendes cómo ir ganando vidas dentro de cada mundo. El sábado recibí un mensaje de Manuel en Instagram: ese Mario Bross era una mierda, con razón lo mataron. El día que fue al estudio y que nos estuvo mostrando cómo cargar armas y vidas en Cupheads salió la noticia del asesinato de Shinzō Abe, exministro de Japón que fue asesinado con una pistola hecha de utensilios comprados en una tlapalería.

Mientras nosotros intentábamos matar una cebolla gigante que nos hacía daño con sus lágrimas, Shinzō Abe, que se disfrazó de Mario Bross en las Olimpiadas de Río, era asesinado por la espalda con un arma casera en un país en donde no se visibilizan los anarquistas. Mataron a Mario Bross decía el tuit que leí en voz alta.

Para qué o por qué

Hace mucho que no me pongo mis tenis de la Nasa, me quedan justos y a veces siento que me lastiman, que debí comprarlos un número más grandes. Por la mañana estuve viendo las fotos que compatieron en Twitter sobre el universo profundo que tomó el telescopio James Webb: la primera imagen infrarroja más profunda. Me detuve a leer varios hilos al respecto. Pienso que en un país en donde el 95% de la población aún no entiende que la deuda externa de nuestro país proviene de decisiones anteriores al Porfiriato, pensando el pasado como algo que tiene repercusiones en nuestro presente, cómo será posible entender el pasado profundo del universo en relación a nosotros, en un lugar en donde los millones de años luz no tienen una referencia concreta en nuestra vida cotidiana y anodina. Me quedé viendo la imagen del universo. La nota decía algo así como que conocer el pasado del universo nos haría entender de qué está configurado el universo del presente… una frase más o menos conocida en la jerga de los historiadores, como que si conoces el pasado aprenderás más sobre el presente… y es una falacia al final de cuentas. Quizá, sí, como humanidad en efecto aprendamos más sobre el universo, pero supongamos que los físicos dan con el clavo… a saber qué provocó el big bang, por qué tenemos el universo que tenemos y por qué existe nuestro planeta, cómo es que el universo surgió de la nada… Luego qué. A veces pienso que no es suficiente saber todas las verdades. Nuestra existencia se hace pequeña, se va frente a nosotros mientras jugamos un videojuego, mientras se imprime un libro, mientras escribo esto en un miércoles de lluvia.

Miércoles de lluvia

No ha pasado ni una semana de que jugué los cupheads y ya está otra vez el nintendo abandonado en la sala del estudio. Jugar es una emoción que crece, tiene su momento álgido y luego se desvanece… muy típico de la modernidad. El aburrimiento enfría las novedades. No estoy aburrida pero no quiero seguir jugando estas metáforas de la vida real. Voy a psicoanálisis para no hacer tratos con el mal, para no apostar mi alma al diablo.

¿Qué estás sintiendo, rat? Me preguntó Abril. No siento nada, pensé. Caminé al cajero Santander y de regreso. Me compré un helado y subí a la azotea a comerlo. Hay unas mecedoras Acapulco y me senté en una de ellas, cerré los ojos y dormité unos minutos. Después abrí los ojos y visualicé el edificio de Be grand que están construyendo en la Tabacalera. Ayer, en el segundo piso del periférico, intentaba identificar las colonias a lo lejos. No pude ver ese edificio en concreto. Fue como no encontrar una guía para volver a casa.

Por la tarde me acosté en la cama de mi mamá y me quedé dormida. Desperté desconcertada, era de noche y estaba tapada. Vi la hora: 8.50 pm. Habré dormido dos horas. Prendí la luz y vi el closet blanco. Escuché la televisión de fondo. ¿Qué sientes, rat? Me resonó la pregunta del note voice… Supongo que un tipo de tristeza. Es como si fuera una tristeza tibia, casi imperceptible, que amortigua el resto de las emociones, similar a las capas delgadas de resistol que ponía sobre las yemas de mis dedos, esa cubierta de tristeza aunque es tenue hace que no pueda sentir el resto de las cosas que me pasan alrededor, una anestesia de otras situaciones, por eso me respondí a mí misma, creo que no siento nada.

Corre y dispara

La última estrella se irá enfriando poco a poco y al final se desvanecerá. Con su muerte el universo volverá a ser un lugar vacío carente de luz, vida o significado. Brian Cox dijo estas palabras cuando pensó en la muerte de nuestro universo. Me asombra mucho que podamos imaginar la muerte de un espacio que nos contiene. Es similar a las mudanzas. Cuando una relación se enfría y se apaga también deja un lugar vacío.

Estos días me he sentido como Mugman, corriendo y disparando sin saber bien en dónde está el malo. Pienso que nunca seré el Cuphead rojo porque no puedo apostar mi alma a las primeras de cambio, me detengo en seco si hay una propuesta de riesgo. Por otro lado, estoy dispuesta a jugar y dar el todo por rescatar contratos viejos con el diablo con tal de jugar, de divertirme, de seguir haciendo cosas que me gustan. Todavía tengo ganas de ser Mugman, correr y disparar en ese universo en donde las cosas sí tienen un principio y un final concreto.

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