Cascada 526
Sobre todo la humedad de las paredes, el olor del salitre, la pintura siempre se engordaba hasta que se podía romper, escarbar, despedazar. Muchos años después me enteré que la humedad de una casa es casi imposible de combatir. La única opción es demoler la propiedad y construir en otro terreno. La humedad tiene que ver con el territorio en donde está construida una casa.
Quizá todas las casas construidas sobre la calle de Cascada sufrían y sufren de la misma humedad. Para mí entrar en esa casa era enfrentarme al frío y al olor de esas paredes. La planta baja era helada en invierno y fresca en verano. Nosotros vivíamos ahí. Mi abuela vivía en el segundo piso, en la parte trasera de la casa. Entraba el sol y tenía muchas macetas con violetas. En la casa la sala era oscura, teníamos la luz prendida casi siempre. Por las noches el comedor y la sala me daban miedo. Sentía que había muchos muertos ahí. Las cosas parecían no pertenecer a su sombra.
Puedo llegar a ese lugar desde cualquier lado de la ciudad de México. La casa es un punto muerto para el google maps. Sólo el tramo de esa esquina no se puede visitar. Así que las veces que he buscado la casa de mi infancia nunca realmente puedo acceder a ella. Pero ayer pasó algo extraordinario. La pandemia es la descolocación del mundo. Ya pocas cosas me sorprenden. Eliane es una chica que fue mi alumna en Tlatelolco. Tiene un vento y va de un lado a otro en su carro. ¿A dónde vas? A dónde sea. Puedo pasar por ti y manejamos a dónde quieras ir. Quisiera ver el zócalo. Pasó por mí y tomamos rumbo a la plancha del zócalo. Las luces de la noche iluminaban la catedral. Las letras de CDMX están embaladas en plástico y los policías portan doble mascarilla. Eliane salió de la plancha por Venustiano Carranza y de ahí por Tlalpán. Entonces pensé en visitar Cascada.
La fui guiando y en menos de lo que tenía pensado estábamos frente a la fachada. La misma. Las luces en el segundo piso prendidas. Las cortinas azules me molestaron, por su textura. ¿Quién habita esa casa?
Nos quedamos un rato enfrente y después nada. Me trajo a mi casa y hablamos muy poco en el camino. Ella vive en Azcapotzalco así que desconocía por completo el barrio en el que crecí.