37/52 biblioteca en domingo
Rompí la maldición. Después de marzo de 2020, dos años y seis meses después, volví a sacar en préstamo libros de la Biblioteca Vasconcelos. Renovaron las credenciales en automático y como si fuera un punto de partida y otro de llegada la tengo vigente hasta marzo de 2023. Me quedé un rato viendo los libros y caminando entre los 820. Todos esos libros, guardados durante este tiempo, durmiendo en los estantes. Tuve miedo de que la cerraran, existieron esos rumores, luego no, luego se convirtió en el lugar de vacunación. Y ahora, es igual a cuando trabajé en el 2014. Hace 7 años.
El otro día creí ver a mi ex en una publicación de un evento. Se la mostré a Abril y me dijo “creo que lo confundes, no es esa persona”. Aposté un helado a que sí era. Mi ex dejó de seguir las redes de la editorial, “va y viene”, me dijo Mariano, que lleva el Twitter, quién sabe qué pasé por su cabeza. Llevaba varios meses en completo silencio, pero decidí escribirle. Creo que eres esta persona, respondió que no. Agregó: quizá llegó el día, ese día en donde me has olvidado por completo. Cualquier viejo calvo puedo ser yo. Me dolió ver que lo tomó como un ataque. Supongo que al contrario, no sé nada de ti, de alguna manera creí verte. Sí, como a los muertos. Después de eso, me dijo de tajo: ya no escribo nada y no me interesa publicar. Escribir no es publicar, respondí. Es cierto. Pero ya no me interesa. Tanta denegación me pareció sospechosa, como de Woody Allen toda la conversación. Vi que dejaste de seguir a la pitzi. Sí, he dejado de seguir muchas cosas que ya no me interesan. Me dio risa eso, englobar el “muchas cosas”. ¿Qué sí te interesa? Leer y releer. La vida es corta.
El martes pasado tenía un mensajito de Manuel en donde me contó que Bruno había muerto. Un chico que nos visitaba en Macolen y que imprimía un fanzine de poesía. Él llegaba con su papel y le daba play, muchas veces nos contaba cosas de su vida, que era de Cuernavaca, que vivía en la azotea del American Apparel, que su amigo conocía a Fito Páez. Me quedé triste el resto de la semana. Si tuviera una banda de punk escribiría una canción al respecto. Bruno y su licor de hierbas llamado burro. Ni sé por qué se llamaba así esa bebida, siempre tuve la sospecha de que era un tonayán con azúcar y eneldo. Recuerdo que hace un par de meses, rey Jorge, me recomendaba seguir contenta —un rato más— no recuerdo por qué me había preguntado sobre mi estado de ánimo. El caso es que le dije estoy bien, estoy contenta. “Ojalá puedas hacer que dure”.
En mi sueño iba adentro de una barca, una especie de góndola para una persona. El agua era negra, con manchas de petroleo, el ambiente era bastante lúgubre. Pero yo iba a salvo. Aunque era extraño estar ahí por fin llegaba a la orilla y me metía a un edificio muy grande. Me encontraba con un señor de traje que me mostraba un estudio, con tres estancias y unas ventanas grandes por donde entraba mucha luz. Le decía que no podía permitirme una renta tan alta. Al salir me encontraba con Mariano y me decía que sí era posible rentar ese lugar. Me sentía feliz y volvía al estudio para verlo nuevamente. Era perfecto. Desperté.
¿Qué te recuerda esta muerte? Preguntó Selma. De alguna manera las otras muertes. Pero sobre todo seguir viva. Querer hacer cosas, emocionarme por lo que viene, no perder el tiempo. Si hoy me muero he hecho todo lo que he querido, de eso no tengo duda.
Estamos editando en Cedro un fanzine sobre la pizarra mágica. El detonador de esta empresa es el papel autocopiante que usamos para las recetas de Isolda. Después de un mensaje de ella en donde me dijo que tenía papel carbón hasta el culo y que debía imprimirle su recetario en papel autocopiante. Investigué y sí, es posible imprimir en autocopiante en la riso, y funciona muy bien la copia del papel, del intermedio al final, así se llama tal cual. De ahí pensamos en un fanzine que pueda escribirse y copiarse al mismo tiempo o que invite al lector a escribir, a marcar una huella que se lea del otro lado. Al principio era eso. Entonces pensé en la pizarra mágica. Quizá editar el texto de Freud en un fanzine en donde se pueda jugar con el mismo papel autocopiante. Pero llegó un límite, de pronto sentí que estaba en un callejón sin salida. Okey, la pizarra mágica es un ensayo corto que cabe perfectamente en 16 páginas. Luego Mariano dijo que era necesario leer el ensayo de Derrida sobre el texto de Freud. Ayer comencé a leerlo y ahora que voy a la mitad me siento de nuevo en el mismo lugar sin salida.
El problema es el siguiente: ¿cómo editar una publicación que hable de la metáfora freudiana? El punto de partida es que el aparato psíquico es similar a una pizarra mágica (en tiempos de Freud una versión más rupestre a la del pizarrón mágico de Fisher Price de plástico rosa) en donde se puede escribir y reescribir algo sobre una tablilla y después “borrar”, pero la cera de abajo queda marcada por una huella, es esta huella la que después será liberada en forma de sueño… ¿cómo editar todo este en papel autocopiante, y que sea el material una nueva metáfora sobre esa pizarra mágica?
En el ensayo de Derrida sobre Freud habla de cómo la represión se vuelve escritura. “Si hay algo que escribir es sobre lo reprimido”, aquello que Freud coloca en el sueño. Aunque justo de eso no está tan de acuerdo el filósofo, de que el sueño sea escritura, en todo caso sería un lenguaje propio, “el soñador inventa su propia gramática”, escribe, al fin. La repetición se desdobla, aunque no entiendo cómo es posible eso. Pensé entonces que el fanzine tendría que desdoblarse fisicamente (sigo sin entender el término), en tanto zine autocopiante, metáfora hecha presencia de una represión que quién sabe si realmente logremos descifrar una vez que salga de las entrañas de Berenice.
¿Cómo poner todo en uno? El autocopiante de las recetas de Isolda, el texto de Freud, la interpretación de Derrida, y de paso un par de sueños de los editores, para que tenga su parte reprimida y repetida, duplicada en riso.
Una nota al margen del fanzine, que podría no entrar pero que pensé al leer el ensayo. He visto varias veces a mis gatos soñar. ¿Cuál es la gramática de los sueños de mis gatos? Si no pueden verbalizarlo es o no un sueño. ¿Recuerdan sus sueños?
#TBT en medium
Cedro antes de la dirección, del editor jr., de Berenice. 7 de copas.
Biblioteca en la vieja normalidad.