40/52 Fermín
Mi gato Fermín cumple dos años con nosotros. Es un gatito blanco que no creció mucho, es significativamente más pequeño que Panthro. Sus piernas son cortitas y su pelaje es largo. Al caminar pareciera que tiene pantalones bombachos. Su nariz es color rosa, tiene las fosas nasales grandes y eso hace que siempre tenga mocos pegados a la nariz. Cuando lo veo sucio, limpio su carita con un kleenex y un poco de agua tibia. Tiene bigotes largos y blancos; la barbilla está sumida así que cuando cierra la boca los colmillos delanteros quedan volando.
El gato más bonito de la Tabacalera tiene el peor defecto del mundo. Fermín se la pasa mordisqueando las agujetas de los zapatos o las barbas de la alfombra, telas que tengan una textura agradable y que pueda ingerir, lo debora y al rato está vomitando. Hemos intentado ver qué pasa con él. Comenzó con esta conducta justo hace un año.
Todas las recomendaciones que nos ha hecho Isolda han fallado: coloca chile a las agujetas así lo asocia a algo que le produce malestar. Guarda todo lo que puede rumiar. No lo regañes constantemente. Pero por más que se guardan las cosas, que se esconden los zapatos siempre encuentra alguna tela que pueda comer. En la cocina son los trapos, en el baño son las toallas, en la sala son los cojines, en la recámara; las piyamas. Hay algunas cosas que no le gusta morder como las toallas que uso para mi cabello y que son en forma de cucurucho. Las he llegado a encontrar en el suelo pero no tienen nada, es como si las tomara para mordisquearlas y al final se arrepintiera de hacerlo o es como si las mordiera y algo de su textura u olor lo repeliera. He pensado que ahí está el antídoto pero no logro saber exacatamente qué es, ¿el olor de humedad o la textura?
Manuel también tiene un gato, al que apoda, “el gatito de las poesías” que se come las cosas, no solo las telas, las cosas sólidas como las patas de la mesa también las muerde y destruye. Él ha estado consultando con un etólogo, parece que tampoco tiene una solución al problema.
Mi hermana piensa que los gatos son un espejo de sus propietarios, que la ansiedad se proyecta en ellos. Nunca había tenido un gatito con un problema de conducta de esta naturaleza así que no puedo dejar de verlo como un síntoma mío, no tanto de Fermín. ¿Si dejo de tener ansiedad mi gato dejará de comer telas? Imagino que una cita con el etólogo es similar a una cita con un terapeuta, solo que el propietario del gatito toma terapia a través de los síntomas del gato. No sé qué pasará ahora que me vaya de vacaciones. Quizá mejora. Si yo soy el problema de Fermín, ¿qué sigue?
Suppressing your feelings doesn’t abolish them.
El costar de hoy me recomienda improvisar, gritar hacia una almohada, no hacer la tarea… viene a cuento porque fue un día de mucho malestar físico. Empecé el día con un advil rojo y terminé con un vaso de cerveza que el sindicato de los géminis me puso en el escritorio. Hoy dijeron que Cedro era como un bachiller nocturno. Puede ser. Todo el día me sentí cómoda. Me gusta el estudio. Me gusta la luz del invierno que entra por la estancia. Me gusta poder trabajar sin ruido.
Mientras escribo esto pienso en Fermín. ¿Qué estará haciendo ahora mismo? ¿Estará su nariz olisqueando el clima de otoño desde el balcón? Quizá solo está dormido en una cajita de cartón. O está aburrido investigando qué podría rumiar.
Aquí otro texto de Fermín, cuando apenas comenzó su vida en compañía de Kiki y Panthro. ❤