46/52 notas sobre el 2021

Idalia Sautto
3 min readDec 9, 2021

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El año pasado escribí en esta misma entrada 46/52 un recap de todo lo que simbolizó el 2020 en mi vida. Ingenuamente sentía que al terminar ese año algo de la pandemia se diluía. No sabía que en julio de 2021 me enfermaría de covid, justo una semana antes de poder recibir mi primera dosis de vacuna… Una serie de coincidencias extrañas tuvieron antes y después de tener esta rara enfermedad, pero al final, salí bien. El covid es algo que no quisiera volver a sentir. El doctor dice que si me da de nuevo no será igual por la vacuna que tengo, será quizá algo asintomático.

Asintomáticos son los pensamientos que he tenido en los últimos meses. Reviso mis notas de hace 4 años y me doy cuenta de lo enojada que estaba con varias situaciones y de pronto siento que hay un cambio de lugar.

Me veo detenidamente en el espejo y puedo diferencias las canas del resto de mi cabello, el que está teñido y el que no, el que se está conviertiendo en cana y el aún prevalece en castaño. Tengo al menos unos 4 tonos de color en mi cabello. Y veo mis ojos, y luego mis cejas y luego mi nariz y mi boca. Si estoy bonita, pienso, ¿qué es sentirse bonita?

Ayer hice algo que me gusta mucho: cotejar una traducción y reemplazar palabras por las más adecuadas. Estuvimos norteño y yo toda la tarde y parte de la noche revisando las correcciones al libro Disco de titanes de Sini. Imaginé el libro, la textura de sus hojas, la posibilidad de tener un encarte de otro color dentro, la cartulina exterior, el hotstamping azul, el olor que tendría. Y eso me llenó el corazón. Después estuvimos en modalidad rocola, junto con Mariano y Alex. Se necesita tan poco para ser feliz en estos días. O quizá al contrario, se requiere de mucho, la puesta en escena del deseo de todos para cantar y divertirnos.

Mariano por la mañana me dijo que ayer me veía muy feliz. Y sí lo estaba, le respondí. Casi que para ese tipo de reuniones estoy viva y pago impuestos. Aún así me cuesta trabajo reponerme de las crudas. Siento que mis sentimientos se confunden. Me da una cruda moral muy extraña, de sentirme chinche, de sentirme rareada con mi interior. Tardé más de la mitad del día en volver a mi lugar, en reconfigurar otra vez en donde estoy. Regresé al estudio y vi los restos de la noche. La botella de mezcal vacía, los versos inmediatos que fue haciendo Güicho durante la noche, las migajas de papitas. Regué las plantas y subí y bajé la blackout recién instalada en la estancia.

Arriba y abajo, arriba y abajo. Comprobando que estuviera en orden. Igual yo, abriendo y cerrando los ojos. Pasando mi lengua por enfrente de los dientes, sintiendo la resequedad de la cruda todavía. La blackout es el must de la semana. Sí nos merecemos esta persiana.

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