1/52 vientos que se siguen unos a otros
Terminé de leer Los Enemigos de Kiko Amat. Nunca había leído nada de este autor pero el último año Alex sacó de la biblioteca las únicas dos novelas que tenía el catálogo de la Vasconcelos y se la pasó hablando sobre lo bueno que era. En la lotería de los libros que representa para mí la FIL la rat llegó con el libro rojo de bolsillo que edita Anagrama. Be real me agarró leyendo la biografía del autor, Los Enemigos, no volví a tocar el libro hasta estos dos días en los que he viajado de sur a norte en el metro y pude enganchar. Hace ratito me senté en la sala y lo terminé. Es pequeño pero contundente. Lo sentí como airecito fresco y venenoso. Al menos logró su objetivo, reflexionar un buen rato sobre qué tipo de enemigos he tenido en la vida, darme cuenta por ejemplo que he tenido enemigos encubiertos y que las némesis a veces tienen funcionamientos extraños en nuestras vidas, como buscar ser mejor que un enemigo y lograr objetivos que no hubieran estado ahí sin ese empuje que da un contrario.
¿Te acuerdas de que compré este librito de solapas sin saber quién es el autor? Un libro firmado con seudónimo que apareció en mi librería favorita en la sección de fanzines justo a un lado del Buque de los tontos. Resulta que el diseñador / autor es un enemigo. Un enemigo con varias vertientes pero que comenzó como un enemigo heredado y ahora solo es un enemigo en conjunto, un personaje que no nada más odio yo, al que Manuel y yo apodamos M. Jackson. La clásica fórmula de leer un libro sin que nos importe que esa escoria violaba niños. Nuestro enemigo no violó a nadie pero igual maltrató personas y creemos que merece ser tratado como Michael Jackson.
Hace años tenía la creencia de poner atención a los primeros 7 días de la semana. Es una fórmula para poder diagnosticar cómo será el año, mes con mes. Luego los años se volvieron pandemia y mitad pandemia y semi pandemia, no sé si 2023 será un año normal como lo fue 1997 o 1998 o 2003. Recibí el año en casa rodeada de amigos, jugando el Nintendo switch y aprendiendo técnicas rápidas para aventar tortugas y bocinazos a los oponentes. Gané solo una vez. Alex tomó un screenshot de mi victoria para no olvidarla.
Hoy por la mañana desayuné con mi mamá. Al quitarnos ella su chamarra y yo mi suéter me di cuenta que traíamos una blusa de manga larga y cuello de tortuga negra idéntica. Me habló de cómo un grupo de la universidad están trolleando a un profesor que recién entró como tiempo completo, dicho profesor hace como treinta años fue compañero del doctorado de mi mamá. Enemigos viejos salieron a la plática, mi madre dice que ya no confía en casi nadie. La planta docente se ha hecho vieja, gente que debería jubilarse desde hace diez años y sigue ahí.
Regresé a casa en metro. Al llegar me mandó varios mensajes con noticias de último momento, el metro de la línea verde había chocado. Yo iba en la línea azul.
Después hablé con mi abuela y me contó cómo un hombre que había conocido hacía años fue a tocarle a su casa y a pedirle su celular prestado. El hombre la había llevado un par de veces a su casa porque era chofer en una clínica de masajes a la que solía ir mi abuela antes de la pandemia. Mi abuela no traía las llaves de su casa para poder abrir la reja así que le dio el celular a través de estas. Él lo tomó y comenzó a hablar y alejarse. Cuando mi abuela fue por la llaves y pudo abrir la reja, el hombre ya no estaba. Hacía unos meses me pidió que le quitara la contraseña a su iPhone porque siempre la olvidaba. Fue a la caseta de vigilancia pero ya se había ido. Me dijo: he comenzado mal este año. Y estoy muy enojada conmigo misma por prestarle el teléfono y haber confiado. Cómo puedo ser tan tonta.
Pensé en que quizá fue lo mejor. Qué hubiera pasado si lo dejaba entrar a su casa. Ella le sugirió llamar desde el teléfono de casa. Y él insistió en llamar desde el celular. Me relató la historia dos veces como intentando encontrar alguna otra pista. La clave fue que había dejado a una señora cerca de ahí y había olvidado su celular y necesitaba comunicarse con la clínica. Habló mi abuela a la clínica y le dijeron que ya no trabaja ahí. ¿Y si está robando a más señoras como yo? Me preguntó mi abuela.
¿O tú qué piensas, soy vieja y tonta?
No, no creo que seas tonta. Creo que confiaste porque parecía muy beningo el favor. Y porque a mi abuela siempre le ha valido madres el celular. Pero siguiendo las frases de Los enemigos ese ladrón merece un puñetazo en la nariz, merece ser golpeado por hacer algo tan cobarde como robarle un celular a una mujer de 83 años.
Mi abuela fue a la caseta de vigilancia y el portero le dijo que sí, que había pedido entrar a verla y le tomó una foto a su identificación. Así que ahora tenemos una foto de su licencia de conducir y pensamos que toca ir a denunciarlo, la pregunta es si vale la pena, si realmente eso hará un cambio.
Y por último pensé en la frase «necesito un consejo». No tanto de los primeros días sino del rumbo en general, de este salto a la independencia que estaba pendiente. Por la noche después de ir a comprar chocolate y rosca, le pedí a Alex que me interpretara el i-Ching, ambos lo tiramos y salió bastante luminoso y esperanzador. Mi hexagrama me recomieda seguir el viento favorable: «Es propicio iniciar negocios. Al avanzar y retroceder es propicia la perseverancia del guerrero. La voluntad se domina a sí misma»
Lo suave puede penetrar al centro como un viento que empuja otro viento.
Si los vientos son los amigos uno se empuja a otro. Este año siento que tengo buen viento en popa como buenos amigos acompañándome. Frente a Los enemigos, habría que pensar más en la amistad. Pensé de pronto si me he quedado con golpes que no devolví. Quizá falta el apartado «amigos que se convirtieron en enemigos» pero que sí fueron realmente amigos o sea no estaban encubiertos solo la relación se torció. Amat habla de cierto radar para detectar a los enemigos. La intuición puede ser uno.
Sí, estoy pensando en ti, escoria.
Ese tipo de fraseo al romper la cuarta pared me hacía reír en el metro de vuelta a casa.
Otras entradas de comienzo de año.
2022: 52/1 ¿De qué nos van a perdonar?
2020: 52/1 una cesta de jai alai.
2019: Fue una entrada que hice con una serie de imágenes cuando Medium tenía esa función, pero desapareció.
2018: 52/1 sí a todo.